¿Qué características tienen nuestros campos naturales?
Notas de “Manejo y conservación de las pasturas naturales del basalto”.
En noviembre de 2011 se publicó el libro “Manejo y conservación de las pasturas naturales del basalto”, un material de 80 páginas cuyo coordinador y responsable técnico fue el Ing. Agr. Marcelo Pereira del Instituto Plan Agropecuario, con la colaboración de los Ings. Agrs. Hermes Morales y Guillermo Pereira, y el Dr. Gerardo Evia.
Cada capítulo del libro se presenta en forma de pregunta que se responde en el desarrollo del mismo, lo que le da un formato didáctico y de fácil lectura.
Uno de los capítulos plantea la pregunta del título de este artículo: “Qué características poseen nuestros campos naturales?”. La siguiente es la respuesta del citado libro.
Presencia de muchas especies. El campo natural tiene más de 400 tipos diferentes de pastos. Esto le confiere una gran estabilidad frente a diferentes fenómenos adversos. Sin embargo, este hecho también determina que su manejo no sea tan sencillo como cuando sólo hay que contemplar unos pocos pastos.
Predominancia de especies poco engordadoras. Esto constituye parte del proceso de degeneración que ocurre en nuestros campos, fruto del manejo abusivo que han tenido.
Incremento de pastos adaptados a ambientes secos. Esto queda en evidencia en el tipo de hojas, estrechas y alargadas, como en el caso de los espartillos y flechillas, dependiendo el grado de aparición del tipo de suelo.
Invasión parcial de malezas de mediano y alto porte. El manejo inapropiado, fundamentalmente, desajustes prolongados de carga ha determinado el avance de arbustos, subarbustos, pajas de maciega y hierbas espinosas. Algunas de ellas son: carqueja, quiebra arados, paja mansa, paja brava, paja colorada, flor amarilla, pata de tero, vara de oro, alecrín y abrojo.
Poca presencia de leguminosas o tréboles nativos. Las leguminosas son aquellas plantas que tienen legumbres, es decir poseen chauchas. Su proporción en los tapices raramente supera el 5%. En general, tienen altos valores nutritivos pero muy baja productividad. Las leguminosas más frecuentes y abundantes son el Trébol de campo y la Babosita.
Diferente producción estacional. Se puede afirmar que la estación de mínima producción de pasto es el invierno, y el verano, en caso de la existencia de lluvias, la estación de mayor productividad. No obstante, la certeza de que esto ocurra es menor. Por ejemplo, en relación a la primavera, donde la certeza que se produzca mucho pasto es mayor. Este claro desbalance se agrava en la medida que no sean contempladas medidas de manejo mínimas, como por ejemplo, el ajuste de la carga. Esta desigual distribución en la producción de pasto, obedece a una clara predominancia de especies de verano frente a las de invierno.
Proceso de adaptación de especies extranjeras. Con el correr del tiempo muchas especies extranjeras han pasado a integrar, en forma adaptada, nuestros tapices. Buenos ejemplos de lo anterior lo constituyen el raigrás y el trébol carretilla.
Aumento de la erosión por falta de cobertura vegetal. Tanto la sobrecarga como la quema reiterada reducen la cobertura vegetal, determinando que la lluvia erosione los suelos.
Destrucción de las pasturas más productivas. La expansión agrícola, dada por el avance de determinados cultivos, ha determinado la desaparición de las pasturas más productivas e invernadoras.
¿QUÉ TAN BUENO ES EL PASTO QUE PRODUCEN?
En otro capítulo, otra de las preguntas que se responden es sobre la calidad del pasto natural, con reseñas sobre digestibilidad, proteína, minerales; y se establece un dato relevante: “La calidad depende del manejo del pastoreo y por lo tanto es un factor sobre el cual el productor tiene un mayor dominio”.
Otros capítulos abordan el tema de la carga, cómo llegar al invierno, forraje en pie, fertilización del campo natural, quema de campo, sombra, subdivisiones, consumo de pasto por ovinos y vacunos, qué pastoreo aplicar, medidas ante las sequías, malezas, entre otros.
Acceda al libro completo en formato PDF aquí:pasturas.pdf
