corredor transocLas visiones superficiales de un problema geopolítico

No creo que haya nadie, a esta altura de los acontecimientos, que crea en los problemas de contaminaciones en el conflicto surgido entre Argentina y Uruguay.

Y aparece curiosamente la punta de un iceberg, la lucha de puertos. Tema que tiene doscientos años - data de 1808 - donde los enfrentamientos entre Montevideo y Buenos Aires y el desarrollo del comercio marítimo de las grandes potencias del momento en los mares del sur, en estas latitudes, Inglaterra y España, comentaron largas contiendas. Durante muchos años Uruguay fue duramente criticado por la propia historia por haber vivido de espaldas al mar.
Dolorosa situación cuando la ubicación geográfica del país lo ubicaba como con un deber de nación de involucrarse en el tema.

Muchos naipes de empezaron a entremezclar cuando los españoles incursionaron con un interés por los temas forestales. Los siguieron finlandeses, suecos, noruegos, norteamericanos, canadienses, en fin, una pléyade de involucrados en el tema.
Pero la historia, poco lúcido quien no lo entendió, era el uso de la misma en la producción de celulosa, y por ende de papel.
Vinieron los buenos, los malos, los feos. Todos.

Mientras en los fríos un árbol demoraba 80 años, aquí era aprovechado a los 8... O había mejores posibilidades económico-financieras que podían ir desde mejores costos hasta mayores espacios. Porque el tamaño de Europa es el de una ciruela.

Los circunstanciales administradores políticos jugaron distintos papeles, desde los honestos hasta los que preferían una buena mordida.
Pero en los tiempos transcurridos habían muchos chicos que habían crecido. Desde grandes papeleras y celulósicas vernáculas que venían ciertos movimientos sísmicos que los preocupaba y mucho, hasta los nuevos porteños de la hidrovía del Paraná que habían apostado mucho a tener una salida al gran Océano.

Y Uruguay que comienza a pensar en serio. Que sacude la modorra. Que percibe que quienes dominan los mares hoy, necesitan puertos. Primero limpiando el mucho tiempo abandonado puerto de Montevideo, para entrar a tirar sobre la mesa temas como el de aguas profundas en La Paloma; y yendo más cerca y viable de Nueva Palmira.

Se había descubierto que el Río Uruguay existía. Que desde Fray Bentos a Nueva Palmira, el territorio era un gran puerto. Y los conocidos de siempre, no se quedaron de brazos cruzados. Y entonces, entre muchas, descubrieron honestos grupos ecologistas.
Las superficialidades no son tales. Hay cosas mucho más profundas. No es una dioxina pícara ni un carné de licencia social. Hay cosas más profundas, y en ello se juega un país que comienza a despertar.

Hoy el sainete  está próximo a ponerse en tablas. En unos meses quizás...  Pero... quedan profundas amarguras.

Hace muchos años, en un corrillo de un congreso científico en Europa sentí decir a un español que, en los momentos de crisis nunca se veían más “platos voladores” que en la Argentina. En ese entonces, se venía del serio diferendo, casi guerra, entre Chile y Argentina. Sin comentarios. Honni soit qui mal y pense.  *

El resto .... el resto es silencio

Portal TIEMPO -  URUGUAY - 21 abril 2014