upm avanzaLas buenas nuevas para la economía uruguaya

La confirmación de UPM, la baja de tasas en EEUU y la mayor estabilidad regional aflojan las presiones sobre la próxima administración en su primer año de gobierno

Crédito internacional barato por más tiempo, aumento en el precio de las materias primas, mayor estabilidad política en la región –en particular en Brasil–, la confirmación de UPM que pone un piso al crecimiento económico. Las noticias económicas mejoran el tono y el escenario a futuro, tan gris y quedado hasta hace un tiempo, dibuja una mueca de optimismo en las expresiones de los analistas de coyuntura.

No es un cambio abrupto. Los expertos siguen viendo una economía con los motores a media máquina. Y si bien la instalación del Ferrocarril Central primero, luego la construcción de la nueva planta de celulosa y por último, su puesta en funcionamiento, sacarán a la economía del estancamiento en los próximos tres años, no abre los cuellos de botella que paralizan a los sectores más alejados de la construcción, la logística y la forestación.

De afuera, las noticias también son positivas. La Reserva Federal de Estados Unidos bajó el miércoles sus tasas de interés de referencia por primera vez desde 2008, cuando la crisis financiera llevó a la autoridad monetaria de la principal economía a buscar un empuje por el lado del crédito barato.

Es una buena noticia para Uruguay, porque facilita el acceso al financiamiento en un momento en que el déficit fiscal vuelve a ubicarse en máximos de la historia reciente (4,8% del PIB) y los analistas prevén registros más altos para el cierre del año (5% del PIB, según la mediana de la Encuesta de Expectativas Económicas de El Observador).

Este escenario más favorable para los países emergentes y en particular para Uruguay, se ve potenciado por una suba de las materias primas en los últimos meses y una mayor estabilidad política en Brasil. La aprobación de la ambiciosa reforma de la seguridad social en diputados, permite disipar los temores en torno a la gobernabilidad de la administración Bolsonaro. Los efectos financieros no se hicieron esperar y las apuestas por el gigante del norte vienen en aumento.

UPM no resuelve los problemas fiscales. Las exoneraciones que tienen la planta y su construcción hacen que el proyecto sea relativamente inocuo para las finanzas públicas. La baja de la tasa de la Fed y la mejora del contexto regional no resuelve los graves problemas de competitividad que tiene la economía uruguaya. Pero ambos elementos quitan presiones sobre el próximo gobierno en sus primeros años y reducen los riesgos de que el escenario actual de estancamiento se tuerza en recesión.

Los primeros años de la próxima administración serán claves para reordenar la casa. El déficit fiscal elevado amenaza la sostenibilidad de la deuda y por lo tanto, la calificación de riesgo y el acceso al crédito barato.

Sin embargo, el nuevo escenario facilita la financiación del gasto excedente. No cambia las perspectivas de mediano y largo plazo. La deuda seguirá creciendo y cada vez generará mayor incomodidad para los inversores globales. Pero en el corto plazo, el crédito barato reduce los riesgos. Uruguay puede salir al mercado y financiar casi cinco puntos del PIB y eso reduce la incertidumbre, en particular, de cara a 2020.

El crédito barato no le quita importancia al ajuste fiscal, pero permite al próximo gobierno ordenarse de otra manera y transitar ese proceso con menos presión. Lo mismo sucede con el empuje económico de UPM. No altera las necesidades de reformas estructurales, pero permite reducir el costo de esos ajustes tanto a nivel económico como social y político.

El riesgo que trae aparejado el nuevo escenario es el de postergar, el de seguir pateando hacia adelante reformas que el país necesita por volverlas menos acuciantes. La estabilidad fiscal y la mejora de la competitividad son requisitos indispensables para un crecimiento sostenido y un incremento de los niveles de desarrollo humano y de oportunidades para los uruguayos. De consolidarse e incluso verse potenciado, el nuevo escenario puede cegar –una vez más– al gobierno que asuma en marzo  y tentarlo a dejar de lado una agenda indispensable que puede parecer menos urgente.

Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 05 agosto 2019