Francia pone el palo en la rueda al acuerdo Mercosur – UE
Francia, liderada por Macron, ha adoptado una posición claramente crítica frente al acuerdo.El pacto entre la Unión Europea y el Mercosur —el bloque sudamericano que agrupa principalmente a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay— es una negociación que lleva décadas.
En el año 2019 se llegó a un acuerdo de principio. Luego, en diciembre de 2024 anunciaron que habían finalizado los textos.
Ahora bien, ese acuerdo aún requiere la aprobación de todos los Estados miembros de la UE y de los países del Mercosur para su entrada en vigor.
Los apoyos son fuertes en algunos países de la UE (Alemania, España, etc.) que ven en el acuerdo una oportunidad para abrir mercados, diversificar exportaciones y contrarrestar dependencias comerciales.
Postura de Francia y razones del bloqueo
Francia, liderada por Macron, ha adoptado una posición claramente crítica frente al acuerdo tal como está redactado actualmente. Veamos sus elementos de oposición:
Protección del sector agrícola francés
Una de las razones principales es la preocupación por los efectos que la apertura comercial puede tener sobre los agricultores franceses. Francia viaja con multitud de reclamos: normas ambientales y sanitarias más laxas en los países del Mercosur, posible inundación de productos agrícolas sudamericanos a precios más bajos, competencia que se considera desequilibrada.
Por ejemplo, la ministra de Agricultura francesa señaló que “Francia no firmará un acuerdo que condene a sus agricultores”.
Macron ha dicho que considera el acuerdo “inaceptable en su estado actual”.
Normas de producción, medio ambiente y estándares
Francia también demanda que los productos importados cumplan con los mismos estándares a los que están sujetos los productores europeos —en términos de uso de pesticidas, bienestar animal, emisiones, deforestación—, y exige cláusulas de “medidas espejo” o de salvaguardia para que no haya competencia desleal.
Por ejemplo, en las negociaciones se debatió una “cláusula de salvaguardia” que permitiría a la UE reaccionar frente a un aumento repentino de importaciones.
Soberanía alimentaria y territorio político interno
En el discurso francés, se mezcla la dimensión económica con la política doméstica: los agricultores tienen peso electoral, y las protestas contra el acuerdo han sido amplias en Francia.
Además, Macron parece querer recalcar que Francia no está dispuesta a entregar su política agrícola sin “garantías fuertes”.
¿Qué significa que Francia “no va a firmar” o lo pone en duda?
Aunque el acuerdo pudiera alcanzarse técnicamente por la vía de la mayoría cualificada de la UE (dependiendo cómo se defina la parte comercial vs. el acuerdo más amplio), la oposición de Francia tiene un peso simbólico y real:
Francia puede buscar formar una **minoría de bloqueo** dentro de la UE, lo que retrasaría o impediría la ratificación. ([Le Monde.fr][5])
Un estado miembro reticente puede presionar para renegociar el texto antes de firmarlo.
La imagen de un miembro grande de la UE que se abstiene o critica públicamente el pacto afecta la credibilidad del acuerdo frente al Mercosur y también internamente dentro de la Unión.
Desde el punto de vista político, Macron aprovecha para reafirmar que “primero los intereses franceses”, lo cual puede alimentar tensiones con otros estados miembros y con los países del Mercosur.
Consecuencias e implicaciones
Los países del Mercosur esperaban que el acuerdo significara acceso privilegiado al mercado europeo, eliminación de aranceles, mayor flujo de exportaciones agropecuarias, industriales, materias primas, etc. El bloqueo o demora de Francia pone en riesgo esos beneficios.
Además, la demora genera una mayor incertidumbre: el comercio internacional precisa de estabilidad para inversiones, y si el pacto no se concreta o se retrasa muchísimo, podrían buscarse otras asociaciones o mercados alternativos.
Por un lado, la UE pierde potenciales beneficios de diversificación comercial y refuerzo de su posición internacional. Por otro lado, la oposición interna (como la francesa) refleja una tensión estructural: ¿cómo conciliar apertura comercial con protección de sectores vulnerables (la agricultura, normas ambientales, etc.)?
Se plantea además el dilema de qué hacer cuando un gran Estado miembro no está de acuerdo: ¿se avanza de todos modos? ¿Se renegocia? ¿Se da marcha atrás?
Macron enfrenta un reto político: mantener la credibilidad frente a sus bases agrícolas, demostrar que defiende los intereses nacionales, y al mismo tiempo no quedar aislado dentro de la UE ni ser visto como obstáculo sistemático al comercio europeo.
También debe gestionar las relaciones con Brasil y otros países del Mercosur, que quieren cerrar el acuerdo. Por ejemplo, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva instó a Macron a “abrir su corazón” al pacto.
¿Por qué ahora se tensa la situación?
Aunque el texto del acuerdo estaba listo para fin de 2024, la ratificación aún exige procedimientos largos, y varios Estados miembros (Francia, Polonia) han expresado su oposición.
La movilización de agricultores franceses ha ganado intensidad, lo que coloca presión doméstica sobre el gobierno francés.
Factores externos: el cambio climático, los temas de deforestación en Brasil, la competitividad global y las cadenas de valor, hacen que el acuerdo no sea solo cuestión comercial sino también política, ambiental y de valores.
También hay un contraste entre países europeos: mientras Francia pone freno, Alemania y España impulsan el acuerdo, lo que genera una división interna que debilita la posición de la UE como bloque único.
En resumen: Macron y Francia están actuando como freno al acuerdo UE-Mercosur porque consideran que, en su versión actual, el pacto podría dañar al sector agrícola francés, vulnerar estándares europeos de producción, y debilitar la soberanía alimentaria francesa y europea. Al mismo tiempo, su posición crea un escollo significativo para la concreción del acuerdo, pues debilita la unidad de la UE y genera incertidumbre en los países del Mercosur.
Si no se atienden las “líneas rojas” que Francia plantea —como cláusulas de salvaguardia, medidas espejo, controles efectivos, igualdad de normas de producción— el acuerdo podría quedar congelado, renegociado o adoptado con retraso.
Para los países del Mercosur representa una señal de que, aunque el texto esté listo, los obstáculos políticos internos europeos pueden seguir retrasando su implementación.
Grupo R Multimedio - Montevideo - URUGUAY - 14 Noviembre 2025
