ambienteUn ministerio sin medios: la deuda ambiental de Uruguay

A cinco años de su creación, el Ministerio de Ambiente sigue sin recursos suficientes para fiscalizar, planificar y ejecutar políticas efectivas.Cuando en 2020 el gobierno decidió crear el Ministerio de Ambiente, muchos lo consideraron un paso histórico. Por primera vez, Uruguay contaría con una institución dedicada exclusivamente a la gestión ambiental, separada de Vivienda y ordenamiento territorial. La decisión fue vista como un signo de madurez política y de alineamiento con las agendas globales de desarrollo sostenible.

Cinco años después, el balance es más modesto. La nueva cartera funciona con menos del 0,3 % del gasto público nacional, un presupuesto insuficiente para cubrir sus tareas de fiscalización, planificación ambiental y monitoreo de recursos naturales. En la práctica, gran parte de su operativa depende de convenios con otros ministerios o de la colaboración de gobiernos departamentales.

“Tenemos técnicos muy capacitados, pero sin los medios mínimos. Faltan vehículos, equipos de medición, laboratorios y recursos humanos para cubrir todo el país”, explica un funcionario del área de Calidad Ambiental. Según datos internos, varias direcciones clave operan con menos de la mitad del personal previsto en su organigrama original.

El déficit de recursos repercute directamente en la capacidad de control. Las denuncias por contaminación de cursos de agua, vertidos industriales o uso irregular de agroquímicos suelen acumularse sin respuesta rápida. En departamentos del litoral, donde la presión agrícola e industrial es mayor, la presencia efectiva del ministerio es casi simbólica.

Organizaciones ambientales alertan desde hace tiempo sobre este vaciamiento. La Red Uruguaya de ONG Ambientalistas denunció que “sin financiamiento y sin personal técnico, el Ministerio de Ambiente corre el riesgo de transformarse en un mero gestor de expedientes”. Para la organización, la falta de músculo institucional pone en duda el cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos por Uruguay, especialmente los vinculados a cambio climático, biodiversidad y gestión de residuos.

El contraste con otros países de la región es notorio. En Chile y Costa Rica, las carteras ambientales cuentan con estructuras consolidadas, fondos para proyectos locales y programas de monitoreo permanente. En Argentina, a pesar de las crisis presupuestales, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible mantiene una red de delegaciones y laboratorios regionales. Uruguay, en cambio, centraliza casi toda su acción en Montevideo, lo que deja amplias zonas del territorio sin cobertura técnica ni control efectivo.

El problema, coinciden expertos, no es solo económico, sino político. Las decisiones estratégicas sobre uso del suelo, licencias ambientales o proyectos de gran escala continúan influidas por ministerios con mayor poder económico y político, como Ganadería o Industria.El ambiente sigue subordinado al desarrollo productivo, cuando debería ser parte integral de este modelo.

Pese a las dificultades, el ministerio logró algunos avances. Se fortaleció el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, se actualizó la normativa sobre residuos eléctricos y electrónicos y se desarrollaron proyectos piloto de economía circular. Sin embargo, todos esos logros enfrentan un límite común: la falta de continuidad presupuestal.

A las puertas de una nueva rendición de cuentas, el debate sobre el futuro del Ministerio de Ambiente vuelve a instalarse. Entre la escasez de recursos y las crecientes demandas ciudadanas, la cartera se encuentra en una encrucijada. Uruguay ha mostrado liderazgo en energías renovables y en políticas de saneamiento, pero sin un ministerio fuerte y operativo, ese liderazgo corre el riesgo de quedar en el discurso.

“Crear el ministerio fue un avance institucional indiscutible. Ahora falta dotarlo de los medios para que pueda proteger de verdad nuestro entorno”, concluye un ex jerarca de la cartera. Mientras tanto, los problemas ambientales del país siguen acumulándose: contaminación de ríos, pérdida de biodiversidad y una crisis climática que no espera.

 Grupo R Multimedio -Montevideo - URUGUAY - 05 Noviembre 2025