Lo que dijo el BCU sobre las pautas salariales, el riesgo del "derrape del dólar", el "atraso cambiario" y más
El presidente del Banco Central, Guillermo Tolosa, anunció que el régimen de política monetaria llega a su maduración y abordó otros temas vinculados al sector exportador y a la negociación colectiva.
El presidente del Banco Central (BCU), Guillermo Tolosa, aseguró que el llamado “atraso cambiario” no existe, que el régimen de política monetaria está madurando, que la tasa de interés de referencia —hoy en 9%— podría seguir bajando un poco más (tanto a nivel internacional como en Uruguay) y que las expectativas del mercado en relación a la inflación están más alineadas con la meta y las proyecciones de la autoridad monetaria. En tal sentido, reforzó su compromiso de llevar la inflación a 4,5%, pudiendo incluso bajar más. Hoy está en 4,59%.
Estos temas fueron manejados por el titular del BCU, acompañado por otros jerarcas del organismo, en el encuentro del Comité de Política Monetaria (Copom) con periodistas que tuvo lugar ayer.
Tolosa, al hacer referencia a la evolución del régimen de política monetaria en los últimos años, señaló que existían “muchas dudas” de que el sistema podía funcionar, pero “a medida en que los bancos centrales van afianzando su credibilidad, se necesitan ciclos de tasas cada vez más cortos en el tiempo, para que los resultados lleguen. En este caso, el ciclo de aumentos de tasas en Uruguay fue bastante más corto y de pocos meses; por supuesto también ayudado por factores externos que no estamos negando, pero sí ya existen pocas dudas en Uruguay de que este régimen funciona. Y llegó para quedarse”, agregó.
Lo cierto es que la inflación lleva 25 meses dentro del rango meta en Uruguay, y esto ocurre independientemente de lo que pase con el tipo de cambio, destacó Tolosa, quien apuntó a un giro en el régimen en el que hasta hace poco importaba el tipo de cambio y ahora es más relevante la tasa de interés.
Comentó que “este es un cambio histórico para el régimen monetario del país” (refiriéndose a que la inflación no reacciona al tipo de cambio, sino a la tasa de interés). Y por lo tanto, requiere que se utilicen también otros métodos para entender lo que sucede en macroeconomía, agregó.
Tolosa señaló que la inflación subyacente (es decir, excluyendo los factores volátiles de la economía) es “auspiciosa” y que ya está por debajo de la meta; sin embargo, la inflación no transable está lejos de la meta y eso es lo que, a su entender, “genera el ruido sobre el atraso cambiario, ese que digo que no existe”, lanzó.
Uno de los principales ejes en su presentación fue precisamente el “atraso cambiario” (sobre el que se quejan los exportadores y el agro), señalando que ese término como tal, no existe en el mundo.
“El atraso refleja una realidad en la que la inflación está desbocada y el tipo de cambio no acompaña. Esa era la realidad de Uruguay en los ’70, ’80 y ’90, por eso se instaló ese término en el país; pero hoy, la inflación es estable y está en niveles internacionales”, afirmó Tolosa. “No tiene ningún sentido hablar de que el tipo de cambio se atrasa con respecto a la inflación”, defendió.
Sí reconoció que puede haber brecha del tipo de cambio real en relación a los fundamentos macroeconómicos. En ese marco, el BCU procura ahora medir el “tipo de cambio real multilateral”; esto es, no solo contra el dólar, sino contra todas las monedas.
En tal sentido, señaló que mientras el peso uruguayo se ha apreciado contra el dólar, no lo hizo necesariamente en relación a otras monedas, por lo que, cuando se mide en la dimensión de toda la canasta, la apreciación total ha sido —según sus palabras— “muy leve”.
“Esto es así, pero por alguna razón siempre se mira el tipo de cambio en relación solo al dólar”, acotó.
En ese marco, Tolosa recordó que el BCU produce el indicador de “rentabilidad de la exportación”, bajo el entendido de que esta depende no solo del tipo de cambio real, sino de los precios de exportación, entre otras variables.
Actualmente, cuando se pasa de dólares a pesos la venta de la carne, es cierto que se hace a una tasa más baja que en otros momentos, pero los precios internacionales del producto son mucho más altos que hace un par de años, lo que ha mejorado la rentabilidad del sector. De hecho, las exportaciones de bienes y servicios de Uruguay en 2024 fueron unos US$ 16.000 millones, según datos del BCU, cifra que Tolosa definió como “muy positiva”.
Tolosa comentó, que se debería hablar más de la competitividad del país en relación a diversos factores y no solo al tipo de cambio. Además muchos exportadores venden a China, a Europa o a la región, lo que escapa al tipo de cambio bilateral con Estados Unidos.
En otro momento de su presentación, Tolosa insistió nuevamente en ese punto: “Tenemos superávit y por eso me cuesta entender por qué se dice que hay atraso cambiario”.
Afirmó que Uruguay se encareció a lo largo de los años fundamentalmente por el incremento —concomitante a la diversificación— de su producción, pero no por problemas de déficit. “Culminadas las obras de UPM y del Ferrocarril Central, el déficit de cuenta corriente se cerró significativamente y alcanzó el 1% del PIB”, afirmó el presidente del Central.
Brecha en las expectativas
En cuanto a los agentes privados, Tolosa sopesó que ellos empiezan a creer que la inflación irá bajando hacia la meta del BCU.
Hace un año y medio, esas expectativas estaban en el orden del 6% o 6,5%, y hoy en 5,47%, que es el nivel más bajo en la historia en las mediciones, según el BCU. “Falta poco tiempo para que terminemos de cerrar esta brecha, lo que sería una señal final de consolidación y madurez del régimen monetario”, proyectó.
En otro momento de su presentación, dijo: “Ya van dos años con la inflación dentro de la meta (rango de tolerancia) y el uruguayo aún no lo cree... ¡Muchachos...!”
El presidente del BCU recalcó que una eventual reducción de la inflación no transable a futuro, dependerá sobre todo de las expectativas de los empresarios, y que el BCU está procurando mejorar las comunicaciones con los distintos actores del país para generar más confianza institucional y así que queden más alineadas las expectativas que terminan afectando la realidad de los precios y salarios.
“Hay que seguir construyendo la credibilidad del BCU. Solo vamos a bajar las tasas cuando la situación lo amerite. También hemos hecho el trabajo de mejorar nuestros modelos. Nuestras proyecciones son más creíbles que hace cinco o diez años”, concluyó.
Pauta salarial, costos laborales y meta de inflación
Guillermo Tolosa, reconoció que en el mercado existe mucha expectativa sobre si la pauta salarial, en el marco de las negociaciones de este año, va a ser consistente con la meta de inflación del BCU.
“Nuestra respuesta es que sí lo es. Las proyecciones que hicimos al respecto incorporan los nuevos elementos de pautas salariales. Los modelos toman los detalles de lo que se determinó”, afirmó Tolosa.
La pauta salarial para 2026 involucra un aumento del salario nominal de 5,6%, lo que representa un alza del salario real del orden del 1%, que es el promedio histórico que ha sido en los últimos 50 o 60 años en Uruguay, destacó Tolosa, al querer mostrar que permanece alineado con lo que ha sido la historia del país.
“Para los empresarios, el hecho de que el salario nominal aumente 5,6% no quiere decir que sus costos laborales lo hagan en el mismo porcentaje, porque estos últimos dependen no solo del factor salarial, sino también de si el trabajador es productivo y en qué grado”, ponderó Tolosa.
“Analistas proyectan que la productividad de Uruguay crezca al 1% este año, por lo que un aumento de 5,6% en los salarios se traduciría en un aumento de los costos laborales de 4,5%, lo que es consistente con que, luego, suban los precios solo 4,5%. Esto también es consistente con nuestra meta de inflación”, calculó.
Bancos centrales atentos al "derrape" del dólar
El titular del BCU compartió que los bancos centrales de todo el mundo han profundizado su ciclo de recortes de tasas de interés en los últimos tiempos. De esta manera, el BCU pasa a ser parte de esa tónica generalizada.
Esto ocurre especialmente porque los riesgos de oferta de bienes se han moderado. Es decir, se esperaba un alza del precio del petróleo y de las manufacturas a nivel mundial, pero más allá de subas puntuales, las disrupciones han sido las esperadas. La carne sí subió mucho de precio últimamente, lo que favorece a Uruguay, pero el entorno es, en términos generales, deflacionista. El mercado espera ahora unos dos recortes de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) este año (en línea con lo que proyectó el Copom anterior).
El debate actual de los bancos centrales es —advirtió Tolosa— el “derrape del dólar”; un debate que en sí mismo ya alimenta la debilidad que acusa la divisa. La pregunta es: ¿va a nacer una nueva realidad en la que el dólar perderá su valor de moneda reserva? A entender de Tolosa, es difícil que esto ocurra, en la medida en que prácticamente dos tercios de todos los activos financieros del mundo están denominados en dólares. Es decir, si se quiere tener un portafolio diversificado, es muy difícil escaparle al dólar.
No obstante, han surgido riesgos considerables de que el dólar se siga depreciando, y los bancos centrales están atentos a la evolución de esta moneda. Tolosa sostuvo asimismo que los bancos centrales, incluido el BCU, han comenzado a cuestionarse la conformación de sus portafolios en cuanto a si el porcentaje que tienen en dólares es tal vez demasiado alto para la realidad de hoy de las política de EE.UU.
Tolosa afirmó finalmente que el anuncio de aranceles por parte de la administración del presidente Donald Trump (decisiones que no se habían visto en los últimos 70 años en EE.UU.) y otras incertidumbres, muestran la resiliencia de la economía global, pero también la necesidad de ser precavidos con las políticas que se adopten.
Baja de la tasa de interés y mantenimiento de la política contractiva
Tolosa fundamentó la reducción de la tasa de política monetaria de 9,25% a 9% el martes. Al respecto, señaló que cuando cae la inflación esperada, la tasa real de interés aumenta (sin hacer nada), lo que significa un endurecimiento de las condiciones monetarias (esto es, con impactos más fuertes en la economía), que a su entender, no debería ser así.
“No debería haber endurecimiento porque la inflación está bajando, las expectativas también, el régimen se está haciendo más creíble, la actividad económica está creciendo en torno a la tasa de equilibro esperada”. De ahí la decisión de reducir la tasa nominal.