Mortandad de abejas en Agraciada y Buena Vista : Apicultores culpan a “agroquímicos”
La reciente aparición de grandes cantidades de abejas muertas en colmenas ubicadas en Agraciada y en el paraje Buena Vista encendió las alarmas en el sector apícola de la región. Una situación que se está dando en gran parte del país.Federico Rubín, productor con larga trayectoria, confirmó a EL ECO una mortandad “inusualmente alta” que afecta entre el “20% y el 30%” de su plantel, un nivel que —según afirma— no veía desde la expansión más intensiva de la agricultura.
Rubín trabaja con más de 600 colmenas distribuidas en distintos apiarios. La semana pasada, al revisar su establecimiento en Buena Vista y pegado al pueblo de Agraciada, encontró con “montones de abejas muertas dentro y alrededor de las colmenas”. En otros puntos del departamento, el fenómeno ya había sido registrado unos quince días antes.
Para el apicultor, la principal hipótesis apunta a los agroquímicos utilizados en cultivos agrícolas. “Esto de la mortandad viene desde que está la agricultura. Algunas veces es más alarmante, como cuando aparece un producto nuevo. Este año llovió mucho en invierno y crecieron muchas malezas resistentes al glifosato. Para controlarlas, se están usando venenos más potentes”, según Rubín.
Esos productos, recuerda, deben aplicarse con estrictas condiciones, como lo es “de noche, sin viento, y si hay colmenas cerca hay que moverlas”. Pero mover colmenas cargadas de miel “no siempre es posible porque pesan mucho, no hay campos disponibles para reubicarlas rápidamente” y, además, los apicultores dependen de “predios prestados por productores agrícolas”.
Si es veneno, ¿cómo llega?
Rubín señala que “aún no está claro” cómo se produce el envenenamiento. “La abeja toma agua de cualquier charco o incluso del rocío. No está bien comprobado cómo llega el veneno, pero que las afecta, las afecta”.
Aunque no todas las colmenas presentan mortandad masiva, prácticamente todas muestran algún grado de afectación.
Pérdidas
La apicultura es un rubro exportador y los “residuos de agroquímicos en la miel” generan un impacto adicional. “La miel no vale lo que tendría que valer por los residuos. Más del 90% de mi producción va a exportación. Si la miel queda marcada, perdemos mercado”, lamentó.
Las colmenas afectadas quedan “prácticamente improductivas en la zafra actual”. Según Rubín, si unas doscientas colmenas bajan “entre 20 y 30 kilos de miel cada una, la pérdida es muy significativa. Y el número podría seguir creciendo si la mortandad continúa”.
Denunciar es casi imposible
Aunque las autoridades solicitan que los apicultores denuncien estos casos, “existe una traba” conocida por todos. “Dependemos del dueño del campo donde tenemos las colmenas. No podemos ir a denunciar. Y muchas veces ni siquiera fue el dueño, sino un vecino. La abeja vuela hasta cinco, ocho o diez kilómetros”. Esa amplia área de vuelo vuelve prácticamente imposible controlar dónde se da el envenenamiento.
Sospechas
Entre los agroquímicos que generan más preocupación se encuentra “el Paraquat, prohibido de aplicar de día y en zonas con flores. Yo he visto aplicar venenos en campo con flores, y justo al lado tengo colmenas muertas. No sé qué producto echaron, pero es complicado”, afirma Rubín.
Problema ambiental
Rubín remarca que el daño no termina en las abejas. “Esto lo respiramos todos. No es solo la abeja. No puede ser que no haya pescado en las cañadas. Hay muchas cosas que están pasando”.
Pedido de análisis y respuestas
Hay productores que están trabajando con un proyecto de la Facultad de Ciencias que estudia la mortandad en las colmenas. Se tomaron muestras para análisis que podrían identificar el principio activo responsable. “Estamos esperando los resultados para ver qué medidas toma el ministerio. Pero el ministerio dice que sin denuncia no puede actuar, y hasta ahora no han salido a la cancha a ver el problema”, afirma
Rubín, que tiene colmenas distribuidas en unos cincuenta puntos distintos —desde Camacho hasta la zona de Palmitas, Dolores, Buena Vista y otros parajes agrícolas— espera que la situación permita salvar parte de la zafra trasladando colmenas a Rivera. Pero “lo producido en praderas locales ya se da prácticamente por perdido”.