montandar abejaInvestigadores revelan “problemas serios en el ambiente” ante mortandad de abejas

Al menos treinta investigadores del Instituto Clemente Estable, de la Universidad de la República, el Ministerio de Educación y Cultura y UTEC exhortaron a “los gestores de políticas públicas” a tomar con seriedad la mortandad histórica de abejas melíferas y subrayaron que “no puede interpretarse como hechos aislados ni como un problema exclusivo del sector apícola”.

Las investigaciones efectuadas a nivel nacional, reportan pérdidas anuales de colonias cercanas al 30%. Entre los principales factores, detallaron “el estrés nutricional, la exposición y en muchos casos la sobreexposición a pesticidas”.
El grupo de científicos se manifestó dispuesto a trabajar de forma colaborativa y generar insumos que permitan mejorar las prácticas agropecuarias.

Reclamaron por el “derecho” de la ciudadanía a un ambiente sano y sostuvieron que Uruguay puede ser un país agroexportador “mientras protege la salud de los ecosistemas y de la población”.
Los investigadores pertenecientes a instituciones vinculadas al estudio de las abejas y otros polinizadores, manifestaron su sensibilidad ante la difícil situación que atraviesa el sector apícola.
“Las altas mortandades y despoblamientos de colmenas registrados en los últimos días, no solo representan pérdidas económicas para un rubro ya castigado, sino que constituyen una señal de alarma que indica la existencia de problemas serios en el ambiente”.

Impactos ambientales
Los científicos subrayaron que las colmenas evidencian estos impactos, sin embargo “no es posible dimensionar las pérdidas que seguramente ocurrieron debido a las mismas causas en poblaciones silvestres de abejas, de otros insectos, de peces y otros animales, de plantas, de microorganismos, con las consecuencias ecológicas y económicas que eso traería aparejado y que seguramente no sean aparentes en el corto plazo”.
Explicaron que las abejas muestran “desequilibrios de mayor alcance, que afectan no solo a la producción apícola, sino al sistema productivo en su conjunto”.

Uruguay cuenta con aproximadamente 560.000 colmenas de abejas melíferas, atendidas por unos 2.200 apicultores. La cantidad de productores de miel disminuye en los últimos años, “lo que refleja una tendencia preocupante que afecta directamente a la estructura económica y social del sector”.
Recordaron que el país exporta el 95% de la miel que produce, a mercados que exigen altos estándares de calidad. “Esto está garantizado por la existencia desde 2011 de un Sistema de Trazabilidad, que regula las condiciones de calidad e inocuidad en toda la cadena apícola. Uruguay, además, es uno de los países con mayor número de colmenas por apicultor, lo que sólo es posible gracias a un trabajo comprometido, consciente y técnicamente exigente”.

Su distribución e importancia
Las colmenas se encuentran en predios que no pertenecen a los apicultores, quienes “tienen control sobre apenas una pequeña fracción de los factores que determinan la salud y el rendimiento de sus colmenas”.
De acuerdo a los investigadores, “la genética, sanidad y buenas prácticas apícolas son responsabilidad del productor apícola, pero la nutrición de las abejas, la calidad del entorno y su exposición a agroquímicos dependen casi exclusivamente de las condiciones del ambiente donde se ubican las colmenas”.
Los científicos detallaron que las abejas melíferas visitan flores que se encuentran a 3 kilómetros a la redonda de las colmenas, lo que significa que pueden cubrir 28 kilómetros cuadrados. “Esto representa una enorme superficie donde pueden ocurrir muchas situaciones no controladas por los apicultores, que pueden afectar a las abejas”.

Explicaron que “las abejas son utilizadas globalmente como monitores ambientales, siendo esta una herramienta científica concreta” y en su recorrido, recogen “partículas del ambiente, polen y néctar, integrando información sobre la disponibilidad de recursos florales, la presencia de contaminantes y el estado general de los ecosistemas”.
De esta forma, detectan cambios en la calidad ambiental, agua y suelo, revelan exposición a pesticidas, indican pérdidas de biodiversidad y alteraciones en el uso del suelo. Los investigadores recordaron que los países que comprenden su importancia, fortalecen los sistemas de monitoreo, crean centros de investigación especializados y destinan recursos a la protección de los polinizadores.

EL TELEGRAFO -Paysandu - URUGUAY - 22 Diciembre 2025