Conflicto en la pesca: pérdidas de barcos de altura oscilan entre US$ 37 millones y US$ 42 millones
Las plantas procesadoras trabajan entre un 10% y un 30% de su capacidad con pescado de Brasil y congelados.El conflicto en la pesca ya lleva 68 días y nada indica que se acerca a su fin. La Cámara de Industrias Pesqueras y el Sindicato Único de Trabajadores del Mar y Afines (Sutma) están muy distanciados en las negociaciones llevadas adelante en el Ministerio de Trabajo.
En una asamblea realizada el pasado 27 de mayo, el gremio pesquero decidió que los trabajadores marineros “no realizaran tareas que no corresponden a su categoría y por no estar obligados a ello”. Es decir, que los marineros no podían hacer guardias de navegación mientras el capitán descansa.
En aquel momento, el sindicato dijo en un comunicado: “Se llama a las cámaras empresariales y a los empleadores en general a respetar el derecho al descanso. Manteniéndose este sindicato en estado de alerta, en el entendido de que los trabajadores están siendo obligados a realizar tareas que no les corresponden sin respetar sus derechos”.
El conflicto afectó primero a los 28 barcos pesqueros artesanales que tienen un solo capitán. Después impactó a 11 buques llamados de altura o congeladores que procesan el pescado en alta mar y tienen al menos dos tripulantes que quedan de guardia en el puente de mando cuando el capitán descansa.
Hoy los barcos pesqueros están todos parados en el Puerto Capurro. "Siendo conservadores, las pérdidas de las empresas alcanzarían los US$ 37 millones. Si se tiene en cuenta cómo se venía pescando, un escenario más realista, las perjuicios rondarían los US$ 42 millones", dijo el empresario Carlos Olivera a El País el director de la pesquera Novabarca, que integra la Cámara de la Industria Pesquera del Uruguay (CIPU).
Según el empresario, el sector arrastra perjuicios económicos por un conflicto ocurrido en 2024 que terminó en un convenio firmado por ambas partes. "El 40% de los barcos congeladores no salieron este año", explicó.
El diferendo, según Olivera, provocó pérdidas en la empresa Novobarca por US$ 8 millones, lo cual lo obliga a "hacer malabares para no cerrar". Y agregó que las deudas son millonarias: al firmarse un convenio con el sindicato, ello generó una apuesta de la empresa y de otras en el sector llevando sus barcos a diques para ponerlos a punto.
Olivera explicó que esas inversiones, en base a préstamos, se hicieron pensando que este año la pesca se despegaría de una vez por todas. Sin embargo, dijo, ahora el sindicato exige un tripulante de guardia cuando el capitán descansa.
"Nosotros ya lo tenemos e igualmente estamos parados porque nuestra tripulación se solidariza con los trabajadores de barcos costeros", advirtió.
La falta de pescado por las medidas gremiales no solo causó perjuicios a las empresas dueñas de los barcos. También afectó a las plantas procesadores de pescado, las que debieron enviar a cientos de trabajadores al seguro de paro.
Hoy, según Olivera, cada planta está trabajando como puede. "Hay plantas que están operando a un 10% de su capacidad y otras al 30%. Utilizan el pescado que habían comprado a barcas artesanales, congelados o traído de Brasil", sostuvo el empresario.
Consultado sobre si el sector ya está en una encrucijada provocada por el conflicto, Olivera respondió que ya se pasó el punto de no retorno. "No entendemos la posición del gobierno ni la del sindicato. El sector está muy debilitado porque se han tomado decisiones desacertadas", afirmó.
A juicio de Olivera, hay posibilidades de cierre de toda la industria pesquera o de refundarla. "Se precisan hacer cambios profundos en el sector. Con parches no salimos de esta crisis", vaticinó.
Rehenes
De las 3.000 personas que emplea el sector de la pesca en el país, 800 son marineros que forman partes de las flotas que se hacen a la mar, mientras que otras 2.200 trabajan en las plantas procesadoras.
El pasado 2 de julio, comparecieron ante la comisión de Legislación del Trabajo y la Seguridad Social de la Cámara de Representantes un grupo de trabajadores vinculados a cuatro plantas pesqueras.
En el Parlamento, sostuvieron que habían decidido organizarse por su cuenta por no sentirse representados por el Suntma.
“En los últimos convenios, el que se firmó el año pasado, el anterior, el anterior y el anterior, sentimos que nunca hubo un beneficio. El año pasado estuvimos ocho meses, casi nueve, con la gente parada; hasta más. Después nos llegó un audio del Suntma diciendo: ‘Compañeros, hemos logrado esto, esto, esto, esto, esto y esto’. Solo para los barcos. Y nosotros, después de ocho meses parados, volvimos a trabajar por $ 150 la hora. Y así fue el convenio del año pasado, el anterior y el anterior. No nos sentimos representados y, por primera vez, nos juntamos las plantas que no sentimos un respaldo”, dijo Daniel Álvarez en nombre de la Gremial Factor Trabajo Industria Frigorífica de Pescado.
Y agregó: “Hay una solicitud de seguro por las empresas; no la queremos. Si no hay más remedio y hay gente que no tiene para comer, hay que dársela. Nosotros no queremos seguro. Queremos el pescado en planta para poder trabajar. Es lo que queremos. Solamente eso. Después de ocho meses sin trabajar, cuando pensábamos que podíamos retomar el trabajo que estábamos haciendo, tuvimos un mes bueno, y caemos con esto. Ya hace más de un mes que estamos sin trabajar, sin generar, volviendo a perder licencia, aguinaldo, cobrando nada en las quincenas. Acá no hay una guerra entre trabajadores ni de trabajadores no afiliados contra el sindicato, porque hay gente afiliada que está con nosotros, que es de planta”.
Negociación difícil
El presidente del gremio pesquero, Alexis Pintos, dijo en Canal 12 que parte de su reclamo es por la “regulación del sector”, que tiene que ver “con las condiciones de trabajo y de vida a bordo”.
Pintos dijo que los trabajadores de la pesca “se juegan la vida en barcos de 60 años y bajo condiciones de laburo que son de los años 1900”.
Sobre el reglamento de servicios a bordo de los buques mercantes, que establece que “los marineros cumplirán guardia de navegación o de retén y de vigía, en la forma y lugares que indique el Capitán”, Pintos respondió que se trata de una disposición militar del año 1981, “de la época de la dictadura”.
Según el dirigente sindical, hace 40 años que están reclamando “por el derecho al descanso”, ya que la tarea es de jornada ilimitada en los barcos corvineros mientras haya materia prima para que el pescado no se eche a perder.
El ministro de Trabajo, Juan Castillo, afirmó sobre el conflicto de la pesca que mientras una parte reclama por una jornada de trabajo más acotada y un tripulante más, demanda que no está contemplada en el convenio, los empresarios sostienen que “no tienen ni camarotes, ni cuchetas para que descanse ahí un marinero más”.
Castillo agregó que han existido una docena de encuentros, pero cuando está una parte, la otra no comparece: “(Las negociaciones) están en punto cero”, afirmó el titular del Ministerio de Trabajo.