Ruta-50-pozosHechos, no solo palabras

Uruguay, su sistema político y su gente respaldan las plantas de celulosa y es un respaldo que no se va a modificar
+ Ricardo Peirano
El presidente Mujica realizó la semana pasada un largo desplazamiento a Finlandia con el propósito de convencer a la empresa UPM de instalar una tercera planta de celulosa en Uruguay. Para un presidente que no está acostumbrado a tales viajes, este tiene que haber tenido una importancia muy especial. En Finlandia hizo una defensa de que la política forestal y la política de plantas de celulosa son una “política de estado” en Uruguay y que no van a cambiar aunque no gane el candidato del Frente Amplio. En realidad, esa afirmación era innecesaria para UPM, empresa que bajo el nombre de Botnia solicitó permiso para instalar una planta de celulosa en Uruguay baja la administración del doctor Jorge Batlle, algo que se confirmó, luego de ciertas reticencias ante la presencia de capitales extranjeros, bajo la administración del doctor Tabaré Vázquez.

Luego, en el fragor de la disputa con Argentina por la legalidad de instalación de la planta de Fray Bentos, fue unánime el apoyo de los cuatro partidos con representación parlamentaria a la decisión del gobierno de la instalación de UPM, a su trabajo impecable en Uruguay cumpliendo los estándares previstos sobre influencia en el medio ambiente, a la ampliación de la capacidad de producción de UPM e incluso a la instalación de la segunda planta de Montes del Plata, recientemente inaugurada.

De modo, que urbi et orbi, queda claro que Uruguay, su sistema político y su gente respaldan las plantas de celulosa y es un respaldo que no se va a modificar, incluso aunque ello cueste serios problemas diplomáticos con la Argentina. Y bien que los hubo y que los hay.  Por ello, casi parece superfluo que el presidente Mujica deba explicar que el resultado de las próximas elecciones no va a afectar esta política. Lo sabe UPM, lo sabe Montes del Plata, lo sabe todo el mundo. No hace falta viajar a Helsinki para explicarlo. Ni hacen falta los buenos oficios de Mujica con el próximo gobierno para instalar una comisión que negocie todos los términos del acuerdo.

Así como hubo acuerdo en su momento con UPM y con Montes del Plata, lo habrá por una tercera planta. UPM es una empresa muy confiable, y lo ha demostrado cabalmente en sus operaciones en Uruguay, mal que le pese al gobierno argentino.

Pero lo bueno del viaje del presidente a Helsinki fue que si bien si invitación fue bien acogida (y en esto primará lógicamente la estrategia empresarial de UPM, que dictará donde y cuando y en qué realizar inversiones) recibió una cierta reconvención por parte de la empresa finlandesa. UPM señaló que antes de instalar una nueva planta Uruguay tiene deberes pendientes. Deberes muy claros en materia de infraestructura, de carreteras, de vías férreas, de puertos. Deberes en los que Uruguay ha estado omiso en el actual gobierno, que ha hablado mucho de reconversión del tren, de nuevas carreteras y nuevos puertos y nada ha concretado. En materia ferroviaria, incluso, se han manejado proyectos faraónicos con China que están en agua de borrajas. Es que, cuando tenemos que hablar de la infraestructura, que es vital para mover la madera y la celulosa, se requiere gestión y no buenos discursos. Y lamentablemente Uruguay ha perdido cinco años preciosos, hablando, hablando y hablando.

Los finlandeses no necesitan ser convencidos que la política forestal y la política de celulosa son políticas de estado y serán mantenidas en el futuro. Eso ya lo saben. Lo que necesitan es tener seguridad que se harán las obras de infraestructura que son necesarias YA para el manejo del actual volumen de producción forestal. Seguramente están perplejos de por qué, algo relativamente más sencillo que generar políticas de estado, como es construir y reparar carreteras y hacer funcionar ferrocarriles, no se haya llevado a cabo en cinco años y más bien todo el sistema logístico se haya deteriorado.

Es de esperar que el presidente, más allá de asumir compromisos por el próximo gobierno que no se sabe cómo se cumplirán, haya logrado explicar por qué no hubo ese desarrollo logístico en su gobierno. Los finlandeses son concretos: quieren hechos y no palabras.


Diario EL OBSERVADOR -  Montevideo -  URUGUAY -  21 setiembre 2014