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El papel higiénico y el mundo.

A Dios gracias, sólo un tercio de la población mundial usa papel higiénico.

Tiempo atrás, Umberto Eco advirtió que donde los chinos empezaran a usarlo, podíamos despedirnos de la selva amazónica. Seguramente acá el gobierno lo celebraría, porque habría más plantas de Upm que locales de McDonald’s.

 

Uno de los mitos más extendidos sobre los chinos es que si todos saltaran a la vez, cambiaría la órbita de la Tierra, pero eso no es nada comparado con que a todos se les ocurra limpiarse el culo con papel de doble hoja. ¡Ahí sí te quiero ver!

Lo llamativo es que aunque hoy no lo usen, los creadores del papel higiénico fueron los propios chinos, hace unos 2.600 años.

Mucho después, allá por el siglo XIV, los emperadores chinos ordenaron la fabricación de hojas higiénicas que medían medio metro de ancho por 90 centímetros de largo. Esa gente no se limpiaba, se embalaba.

El retrete es un invento muy posterior, así que no hubo necesidad de los cartelitos: “No tire papel higiénico en el inodoro”.

Antes de la invención del papel higiénico, se utilizaban hojas de lechuga, trapos, pieles, césped, hojas de coco o de maíz. Lo más llamativo es el hábito de los antiguos griegos, que se aseaban con trozos de arcilla y piedras. Eso sí, iban al baño en la isla de Creta y los gritos se escuchaban en Macedonia. Por algo fueron ellos los que inventaron la tragedia.

Esto se sabe porque en las ruinas de las ciudades griegas han aparecido piedras con restos de excrementos humanos y, además, existe un antiguo dicho heleno que afirmaba: “Con tres piedras basta para frotarse”. También se les puede atribuir el “paso la piedra y no la recibo”.

En lugar de andar con el rollito en la cartera, lo que acostumbraban llevar eran unos cuantos adoquines de piedra laja, y en los baños, en lugar de “tire aquí los papeles”, los carteles decían: “Se aceptan escombros”.

Se pueden imaginar que, tan letal como la fiebre tifoidea y la peste bubónica, eran las hemorroides.

También se sabe con certeza que los romanos empleaban para esta tarea un tipo de esponjas mojadas en agua salada, mientras que las clases pudientes utilizaban lana bien empapada en agua de rosas.

Los romanos les copiaron todo a los griegos, pero lo de las piedras no les pareció una buena idea. Decían: “Los griegos, pensando, son los mejores, no así limpiándose el Partenón”.

El primero en comercializar el papel higiénico fue Joseph Gayetty, en el año 1857. Se trataba de láminas de papel humedecido con aloe y se promocionaba como “papel terapéutico”.

Hacia 1880, los hermanos Edward y Clarence Scott empezaron a vender el papel en los rollos que hoy conocemos. En aquella época se consideraba inmoral y pernicioso que el papel estuviera expuesto en las tiendas a la vista del público general. No sería de extrañar que el gobierno abriera un registro de consumidores y habilitara farmacias para vender el producto.

Actualmente, los uruguayos gastamos anualmente unos 28 a 30 rollos de papel per cápita y per cúlito.

¿Por qué no nos sorprende enterarnos de que el país que más lo consume es Estados Unidos, donde el promedio es de unos cien rollos por año y por ano?

Semanario BRECHA -  Montevideo -  URUGUAY -  07 diciembre 2017