Lacalle PouÉpoca de caza para Lacalle Pou

El líder blanco deslegitima acuerdo con UPM y adelanta la campaña en un camino culebrero
Los blancos acomodaron la interna en el caso del intendente de Soriano, Agustín Bascou, y Luis Lacalle Pou aprovechó un momento de división en la cúpula del gobierno para lanzar una miniofensiva antes del verano. El informe de la junta anticorrupción del gobierno sobre Bascou, acusado de vender combustible a su propia intendencia, obligó a Jorge Larrañaga a pactar la renuncia del jefe comunal al sector.

Así corrigió lo que había sido su defensa pública del correligionario y apagó la discusión con Lacalle Pou, partidario de su renuncia desde el vamos. Cerrada la muralla en cuanto a la cuestión del manejo de los dineros públicos, el líder del sector Todos se midió en el Parlamento con cinco ministros a propósito del acuerdo con UPM para la instalación de una segunda planta de celulosa. El líder blanco puso una flecha de carbono en el arco y apuntó contra lo que supone será el principal logro del gobierno. A diferencia de un arma de fuego, el tiro es intuitivo, no hay mira, se trata de concentrarse en el blanco, tensar la cuerda, anclar los dedos en la comisura de los labios y soltar cuando el cerebro dice: ¡ahora!

Para horadar la legitimidad económica del gobierno Lacalle Pou apeló a la jerga de la izquierda, algo que parece haber enojado al ministro de Trabajo, Ernesto Murro, el mismo que viene ganando la pulseada a su par de Economía en la disputa por el proyecto de reparación jubilatoria para los cincuentones. Esta muy fea esa pelea y puede tener consecuencias mayores en lo económico y en lo político.

“UPM acepta el derecho de huelga como derecho de los trabajadores. Acepta la ocupación, acepta el piquete. De todos modos, siempre vamos a dialogar”, contestó Murro en el Parlamento frente a los cuestionamientos blancos. ¡Uf, qué alivio!

Lacalle Pou lo que no acepta es lo que considera “secretismo” en la negociación y el cálculo oficial de concesiones/beneficios. En grandes líneas supone un crecimiento anual de 1,5% del PIB y –fundamentalmente–, la creación de entre 4.000 y 8.000 puestos de trabajo en una economía que crece sin aumento del empleo. El escenario es el del libro Yo, Robot de Isaac Asimov. El caudillo nacionalista dijo que no hubiese firmado el convenio y con ello puso a la nueva planta bajo signos de interrogación, un ruido político que debe haberse escuchado hasta en Finlandia. Allí miran lejos y más allá de las necesidades políticas de corto plazo del presidente Tabaré Vázquez.

Por encima del debate político, es válido pensar que aunque fuera empate en términos fiscales, la apuesta de UPM a Uruguay lo pone en el mapa de las megainversiones, el camino genuino para agrandar la torta que por acá ya se reparte y come antes de entrar al horno.

Lacalle Pou se entusiasmó y siguió tirando. Desde un acto político dijo que el gobierno está “entregado” –otra vez la palabrita molesta– y que parece haber terminado.

Evidentemente el excandidato blanco arrancó, como otros, una campaña que será larga. La decisión de pinchar personalmente al gobierno va de la mano de la reconstrucción de su imagen como candidato y supone asumir el riesgo de pedalear al frente del pelotón durante dos años.

Es mucho tiempo, el camino es culebrero y detrás de cada curva está lleno de miguelitos

Diario EL OBSERVADOR -  Montevideo -  URUGUAY -  02 diciembre 2017