JORGE BALSEIRO SAVIO Energía y celulosa: medias verdades, medias mentiras

En pocas horas una típica opereta juntó medios, políticos y empresariado peleando por su renta, libretados quizá por anónimos técnicos sumisos, expertos en suministrar carne putrefacta, con la obsesión recurrente por encontrar el cangrejo bajo la piedra, saltó al unísono proclamando que el tal cangrejo se llamaba energía.  No tardó la habitual pléyade de opinólogos, en sumarse al sainete virtual.

 

Al grano, lo escrito escrito está, Anexo 6, un memorándum de entendimiento entre el MIEM, la UTE y UPM para tratar temas energéticos dentro del contrato de inversión para la pastera isabelina.  Transcribimos lo sustancial: “Se consideraron parámetros globales y de equilibrio en el referido análisis, que dieron como resultado que el precio de la energía sea de 72,5 U$S/MWh (setenta y dos dólares de los Estados Unidos de América con cincuenta centavos por megavatio hora, precio inferior al valor promedio de los generadores privados), durante un período no menor que veinte (20) años.”

Clarísimo, se acordó un precio inferior al del mercado, y como dice Álvaro García “La negociación hay que entenderla como una globalidad. Este tema se trabajó técnicamente de manera muy profunda, se hicieron no sé qué cantidad de simulaciones, incluso con participación de la Universidad de la República. El precio arribado es para una cantidad acotada, un terawatt. Eso fue otra discusión también. Y es menor que el precio que se le está pagando actualmente a UPM por UPM 1.”

Más que claro, se hicieron estudios profesionales para calcular el precio justo y se paga menos de lo que se viene pagando en Fray Bentos, y también las otras centrales de biomasa y planta de celulosa.  Cuando algún supuesto especialista pasa el dato de proyecciones que dan valores irrisorios, o que se paga más que al resto del mercado, simplemente abusa de su supuesto conocimiento técnico para tergiversar groseramente conclusiones.  Ni que decir dislates como comparar precios de biomasa con eólica o solar de la región, cuando todo especialista sabe que la energía de biomasa es más cara y escasa, y que Uruguay, desarrollo celulósico mediante tiene el privilegio de contarla en gran volúmen y a precios cada vez más competitivos a nivel nacional y regional.   Recordar que después de las primeras centrales de biomasa, todas las siguientes licitaciones fracasaron porque los costos no daban, y que la multipartidaria de la energía propuso 200 MW y sólo llegaron los 80 MW de Montes del Plata.

Pero además, el contrato es clarísimo y le hacen decir lo que no dice: “El precio de compra de la energía eléctrica debe situarse en los 72,5 U$S/MWh, durante un período de veinte (20) años, contado desde el inicio de las operaciones de la Planta de Celulosa por un volumen anual de 1 TWh por año  a ser generado por ambas plantas.”, o sea que nadie dice que se trata de las dos plantas sumadas, lo único que repiten al unísono “no se precisa”: ¿será que no se precisa más UPM 1 que salvó la petisa cuando las secas de 2008 y 2009 al borde del apagón hubo que importar a 400 U$S/MWh?.

Sorprende escuchar en este coro al Dr. Bordaberry que como Ministro de Industria y Energía fue responsable de la política energética más irresponsable: desinversión y jugar toda la política energética a importar de la Argentina menemista que implosionó con Cavallo en 2001.

“No se precisa” hoy, porque el país hizo lo que no había hecho antes: Invertir.  Y segundo, lo dijo el propio Presidente de la UTE el Dr. Ing. Casaravilla: “algunas inversiones en energías renovables no convencionales tendrán que posponerse en el tiempo visto este aporte adicional no previsto originalmente”, y si se va a precisar en unos años, cuando llegue una inversión que posterga otras que ya se sabe se van a precisar.  El país sigue creciendo en consumo y más aún crecerá con el aumento del PBI por la nueva planta.

Y vaya que todos sabemos que la lluvia, el sol y el viento un día están y otro no.  Lo único firme para esos casos es la biomasa, las térmicas a fuel oil y gasoil, gas importado algún día, y a veces las importaciones.  Sabemos lo que cuestan la alternativas a la biomasa por la experiencia de la desinversión previa a 2005.  4.000 millones de petróleo y 1.000 millones importados en la última década, más caños de gas inútiles que todavía pagamos, fue el costo de la imprevisión, que dejan como anécdota a escandaletes recientes de la chicanería política.

La biomasa da la firmeza que precisan la hidroeléctrica, eólica y solar con el único combustible nacional que tenemos.  Matriz que supera la improvisación energética, que solo atinaba plegarias a los dioses de la lluvia o del oro negro, o peregrinaciones a Buenos Aires y Brasilia.

El resto... el resto es silencio

Jorge Balseiro Savio

ICI URUGUAY - 14 noviembre 2017