chomsky noamNoam Chomsky en Uruguay. La desproporción.

No sé si es una ventaja, pero he leído mucho a Noam Chomsky, lo aprecio por su constancia y sus esfuerzos por poner su enorme conocimiento general y especializado al servicio de las mejores causas de la humanidad, en especial la defensa de los seres humanos y su lucha contra la voracidad del capitalismo. Eso despertó en mí una gran expectativa por su presencia en Uruguay.

Esteban Valenti
La idea de la Fundación Liber Seregni de organizar una conferencia de Chomsky, fue muy buena y hay que aplaudirla, es sin duda uno de los más prestigiosos nombres de las ciencias sociales y le aporta mucho al Uruguay y a la izquierda uruguaya.

Una aclaración necesaria, uno de los objetivos que cualquier pensador tiene en sus presentaciones, es hacer pensar, abrir cabezas, que nos formulemos preguntas y que sus ideas contribuyan a sus objetivos más lícitos y valiosos. No es, o no debería ser, despertar adoración.

No es por otro lado el estilo de Chomsky, ni en sus libros, ni en sus artículos, demuestra la menor intención de ser adorado. Digo esto por algunos que consideran que analizar críticamente una presentación es un sacrilegio imperdonable y solo nos resta inclinarnos ante la sabiduría. No sucedió eso ni siquiera con los medios de prensa que en su mayoría tuvieron una mirada crítica y cubrieron adecuadamente su presencia. Me refiero a distintos medios de prensa de variada orientación.

Escuché dos veces la conferencia de Chomsky convocada por la Fundación Liber Seregni. No tengo todavía su texto escrito, que siempre ayuda a profundizar.

La presencia de Chomsky en Uruguay se debe, es justo también reconocerlo, digo esto, para los que les gusta o los que supuran hiel contra Mujica, que es en la actualidad un personaje mundial, de eso no tengan ninguna duda. Es el político uruguayo más conocido en el mundo, por lejos. Y en el caso de Chomsky su presencia es un reconocimiento a ese hecho, que puede no tener un reflejo mecánico dentro del Uruguay. No lo tiene, polariza.

En los últimos tiempos y desde hace varios años el tema central de preocupación de Chomsky es la paz mundial, los peligros contra ella y por lo tanto de una guerra termonuclear que liquidaría la especie humana y, la posibilidad de una catástrofe medioambiental, el cambio climático sin control. La "medianoche" de la humanidad.

La parte medular de su intervención fue aportar datos, ideas, opiniones sobre estos temas y las responsabilidades del poder en los Estados Unidos, incluso antes de Donald Trump sobre la obsesión de proteger el poder y de no proteger a la gente. La suya es una voz muy valiosa y sin dudas sus alertas son de gran valor. La verdad es que culminada toda su intervención, me quedó una sensación de gran pesimismo, de un relato donde las posibilidades de frenar ese proceso son mínimas y son, sobre todo DESPORPORCIONADAS a los que podemos hacer nosotros los pobres y desvalidos seres humanos, en un pequeño país de la periferia ante los poderes mundiales.

Desproporcionadas porque entre el diagnóstico, el relato sobre las asechanzas y, las ideas, propuestas o algo parecido a una alternativa, fueron tan grandes, que el pesimismo era una reacción casi obligada.

No me parece que esta visión mía sea tan solitaria.

Hubo otros aspectos que merecen resaltarse, cuando afirmo que en América Latina faltó liderazgo en la izquierda para derrotar la corrupción endémica. Es un tema polémico sobre el que no profundizó pero que está en el centro del debate en la izquierda uruguaya y latinoamericana. Pero lo dijo.

En cuanto a la distribución mundial del trabajo, mencionada bajo otro título y referida sobre todo a la incapacidad de los gobiernos de izquierda de romper con la primarización de nuestras economías, no aportó por cierto mucha información de base para esa afirmación. Voy a dar un ejemplo, Brasil es hoy el cuarto exportador mundial de automóviles y en algunos sectores industriales ocupa un lugar importante.

En el caso de Uruguay, nosotros pasamos de exportar troncos a ser un productor de celulosa y posiblemente si se concreta la 3ra. planta de celulosa y con solo 1.400.000 ha de forestación podríamos ser los quintos exportadores mundiales de celulosa. Es un cambio muy importante en nuestra matriz productiva. Pensemos que hay países en nuestra región, con 70:000.000 de hectáreas de bosques que exportan 250 millones de dólares anuales en madera y Uruguay actualmente supera los 1.500 millones anuales y puede superar largamente los 2.500 millones de dólares anuales.

Un país que dispone de la mayor cantidad de tierra productiva por habitante del mundo y que produce a nivel de vanguardia en cantidad y calidad, carne, leche, arroz, su principal desafió es introducir la tecnología en el campo, en el inicio de la cadena, como la trazabilidad o el mayor rinde por hectárea de arroz del mundo o el segundo nivel de eficiencia en el sector lechero del mundo (costo beneficio) solo superado por Nueva Zelanda, difícilmente se pueda industrializar mucho más esos productos.    

En sus citas y en su visión hay una muy fuerte influencia del norte y desde el norte. Ello no disminuye el aporte que puede realizar, pero los desafíos a nuestro desarrollo son mucho más complejos, en particular uno que no fue mencionado, la educación, la cultura en su sentido más vasto y profundo como factor clave de nuestro desarrollo sostenible, tanto desde el punto productivo como de la cultura y de la riqueza democrática de nuestra sociedad.

Un pasaje de la conferencia, muy breve por cierto, tuvo que ver con la distribución de la riqueza y más en concreto con las dificultades o directamente las imposibilidades de los gobiernos progresistas de modificar radicalmente el poder de los grandes centros financieros y económicos internacionales, regionales y nacionales dentro de nuestros países. Los cambios en algunos países como Uruguay, Brasil, Bolivia, Ecuador han sido muy importantes en cuanto a los indicadores sociales, pero el núcleo duro de la riqueza no ha sido afectado. Eso hay que reconocerlo, es sin duda la tarea más compleja que tiene por delante la izquierda desde el punto de vista histórico.

Comparando a América Latina con el sudeste asiático: es "bastante sorprendente". América Latina tiene en comparación "enormes ventajas": cuenta con abundancia de recursos y no tiene externalidades que afecten la producción, pero sus políticas apuntan "al bienestar de un grupo muy pequeño y muy rico de su población" y a favorecer a los inversores, que "no tienen ninguna responsabilidad, no pagan ningún impuesto, sólo se enriquecen". En cambio, la inversión en Asia es dirigida y controlada para canalizarla en sectores estratégicos para el desarrollo, y se prohibió la exportación de capital, afirmó Chomsky. "Las diferencias son sorprendentes. En 1950, Corea del Sur estaba al nivel de un país pobre de África, y hoy es un poder industrial. En América Latina eso no pasó", señaló el lingüista. (Natalia Ubal La Diaria)

Un tema que no estuvo planteado en absoluto es la reforma del estado, de los estados que han sido forjados durante décadas por las clases dominantes y son la estructura de poder principal en nuestra región. Reducir la definición de la izquierda a su relación con el Estado o el mercado, es digno del siglo XIX y sus resabios en el siglo XX y, eso vale para el norte y el sur del planeta. El liberalismo económico extremo funcionó en el norte (Estados Unidos, Unión Europea y Japón) hasta la crisis financiera y bancaria del 2008, allí el Estado si hizo cargo de salvar a los bancos fundidos por la especulación salvaje y a costa de la pobreza de grandes sectores de sus poblaciones. Es un tema que en otras intervenciones ha tocado y que yo esperaba que Chomsky hiciera una referencia, alguna explicación o valoración, para no hacer del relato sobre sobre el liberalismo una cadena tan lineal.

Su principal referencia política fue que "Debilitar la democracia es un fin de los programas neoliberales. La concentración del poder económico tiene como efecto natural el debilitamiento de la democracia" gran verdad, comprobada por múltiples ejemplos y por una tendencia al debilitamiento de la política y a una creciente brecha entre la gente, la sociedad civil y la política y el estado.

Aquí, conociendo su visión crítica sobre la situación actual de Venezuela, expresada en diversos artículos yo esperaba una referencia a la relación entre la izquierda, el progresismo y la democracia, su defensa, su proyección y no su sumisión en el plano instrumental, como sucede con diversas fuerzas políticas, incluso en el Uruguay, que se niegan ferozmente a mirar la destrucción de la democracia si es practicada por un gobierno supuestamente "compañero", como en Venezuela.

Su frase sobre la "incapacidad de los líderes de izquierda de evitar la severa corrupción, que es endémica en algunos lugares de América Latina y en la mayor parte del mundo" no puede asumir todo su valor histórico, si no se une directamente al control democrático, a la transparencia de las instituciones y a que el flagelo de la corrupción, es parte central, nodular del debilitamiento de la democracia. Sin liderazgos que coloquen la democracia en el centro de nuestra agenda, nada será posible, ni los cambios estructurales nacionales, ni el aporte contra el desastre al que nos están llevando los Estados Unidos y sus aliados.

Había mucha gente dentro del Salón Azul de la Intendencia, y afuera incluso del edificio, en una mañana gélida, lo que demuestra un gran interés que habla muy  bien de un amplio sector de la sociedad que se interesa por estos temas y está ávido de información, de opiniones y de ideas. En general habla bien del Uruguay y su izquierda.

Todo esto último lejos de impedirme de opinar, me obliga. Hubo una notoria desproporción entre el diagnóstico, su gravedad y las alternativas, y los difíciles caminos que debemos recorrer. No es fatal el fin de la especie, no es fatal la retroceso en la historia, ni es fatal todo lo contrario.

UY-PRESS. Montevideo- URUGUAY - 24 julio 2017