CERTIFICADO DE CALIDAD¿Por qué las empresas adoptan certificaciones de calidad?

Obtener una certificación de calidad no es sólo un premio, sino también una forma de demostrar características intangibles de un negocio: su funcionamiento, perspectivas futuras, prácticas y procesos.

Lucas Figal Garone y Alessandro Maffioli
Identificar un alimento orgánico, sin lactosa o sin gluten es cada día más fácil gracias a los sellos de los productos. De la misma forma, las certificaciones de calidad facilitan el reconocimiento de compañías que cumplen con determinados estándares y políticas de calidad que la banca, los inversores y los clientes buscan y valoran.

Obtener una certificación de calidad no es sólo un premio, sino también una forma de demostrar características intangibles de un negocio: su funcionamiento, perspectivas futuras, prácticas y procesos. Esto permite que otras empresas, clientes y bancos puedan tener información válida y estandarizada. Es decir, las certificaciones permiten superar o reducir barreras de información.

Por ejemplo, los certificados otorgados por la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés) permiten determinar estándares de calidad empresarial. Obtener una norma ISO implica para las empresas implementar buenas prácticas empresariales a través de una política de calidad con objetivos medibles, cumplir determinados requisitos de satisfacción al cliente, y proporcionar la capacitación necesaria para que los empleados alcancen las competencias requeridas, entre otras actividades.

El Grupo BID realizó un estudio para comprender por qué las empresas adoptan certificaciones internacionales de calidad, utilizando el caso argentino. En particular, la investigación explora cómo estas certificaciones efectivamente pueden funcionar como una herramienta de señalización de ciertas características de una empresa hacia otros actores de la economía, impactando positivamente en su desempeño.

El estudio encuentra tres resultados principales: 1. “Las mejores” adoptan más certificaciones.

El nivel de adopción de certificaciones internacionales de calidad es mayor para aquellas empresas exportadoras, extranjeras, más grandes en términos de cantidad de empleados y con mayor acceso a financiamiento.

2. Las certificaciones permiten mitigar costos y reducir la incertidumbre con los bancos.

La falta de información e incertidumbre sobre los ingresos, salud financiera y capacidad de repago de las empresas muchas veces limita su acceso a financiamiento, especialmente si se trata de pequeñas y medianas empresas (PYME). Por esta razón, los bancos, que evalúan las solicitudes de financiamiento, habitualmente deben incurrir en costos adicionales para recopilar información necesaria para su evaluación. Sin embargo, el estudio encuentra que la obtención de una certificación internacional de calidad reduce las restricciones al crédito de las empresas.

3. Las certificaciones mejoran el potencial exportador de empresas de países en vías de desarrollo.

Para los clientes externos, la calidad de las exportadoras puede estar relacionada al nivel de ingreso per cápita de su país. Si es una empresa de un país en vías de desarrollo, la tarea resulta mucho más desafiante. Este tipo de compañías deben ser capaces de demostrar que cumplen con los requerimientos de calidad de procesos y productos de los diferentes mercados y clientes externos con los que quieran hacer negocios.

Así, el estudio muestra que adoptar una certificación internacional de calidad tiene un impacto positivo en el desempeño exportador de las empresas. No solo permiten incrementar el volumen de las exportaciones para aquellas empresas que ya exportaban previamente, sino que también estimulan a otras empresas a comenzar a exportar.

EL VERDADERO EFECTO DE LAS CERTIFICACIONES.
La obtención de una certificación internacional de calidad tiene un impacto positivo sobre resultados o actividades de la empresa que se encuentran afectados por barreras de información más severas. Es decir, la inserción en los mercados internacionales (tanto comenzar a exportar como expandir las exportaciones) y el acceso a financiamiento.

Pese a que estas certificaciones no presentan efectos sobre las ventas locales ni la productividad de la empresa en el corto plazo, son una herramienta de señalización muy útil para fomentar el desarrollo exportador y el acceso al crédito de las empresas en América Latina y el Caribe, y en particular, de las PYME. Este hallazgo resulta ser un ingrediente clave a considerar para el diseño de proyectos de desarrollo productivo tanto desde el sector público como el sector privado.
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(*) CII es la Corporación Interamericana de Inversiones (miembro del Grupo BID).
LOS AUTORES.
Lucas Figal Garone es Economista de la División de Efectividad en el Desarrollo de la CII en Argentina. Apoya el diseño de proyectos para maximizar su impacto en el desarrollo, brindando apoyo técnico en su conceptualización y mediante el diseño de análisis costo-beneficio y planes de monitoreo y evaluación. Adicionalmente, lidera la implementación de evaluaciones de impacto rigurosas de proyectos y testeos experimentales de soluciones innovadoras. Colabora también en el dictado de diversos cursos en temas de evaluación y economía aplicada, y la elaboración y difusión de productos de conocimiento vinculados a la CII. Previamente, ha trabajado en las Divisiones de Competitividad, Tecnología e Innovación y de Planificación Estratégica y Efectividad en el Desarrollo del BID en Washington, DC. Mantiene una agenda de investigación muy activa. Sus áreas de interés son evaluación de proyectos, desarrollo económico, política pública y econometría aplicada. Su investigación reciente incluye publicaciones en Research Policy, Emerging Markets Finance and Trade, and Small Business Economics y capítulos en varios libros. Es investigador del Doctorado en Economía de la Universidad de San Andrés (UdeSA), donde obtuvo su Maestría en Economía, tras obtener su Licenciatura en Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Alessandro Maffioli es Jefe de la División Efectividad en el Desarrollo de la CII. Durante sus 12 años de experiencia en el Grupo BID, Alessandro ha coordinado diversos proyectos de evaluación de impacto para el desarrollo agrícola, tecnología e innovación, pequeñas y medianas empresas, y acceso al crédito. Previamente, trabajó durante cinco años en el Centro de Estudios Latinoamericanos y Economías de Transición de la Universidad de Bocconi, donde se especializó en economía de la innovación y economía regional. Alessandro es Doctor en Economía de Producción y Desarrollo de la Universidad de Insubria, en Italia.

TODO EL CAMPO - Montevideo - URUGUAY - 14 marzo 2017