bcuFlaco repunte económico

Hay expertos que señalan una posible situación de estanflación, o sea crecimiento estancado de la economía con inflación alta

El repunte del Producto Interno Bruto (PIB) en el tercer trimestre, luego de una pequeña caída en el segundo, es en realidad demasiado pequeño como para autorizar optimismo una vez que se analizan los factores detrás de ese resultado. Tiene la virtud de habernos evitado caer en recesión técnica con dos trimestres negativos consecutivos.
Pero la razón principal del mejor comportamiento trimestral fue la aguda caída de 13,2% en las importaciones, que contrarrestó en gran medida la declinación en componentes principales de la demanda y la actividad. Por esta razón, y pese al 0,6% de mejora anunciado por el Banco Central para el período julio-setiembre, todos los analistas privados han coincidido en revisar a la baja sus previsiones de crecimiento de la economía para este año y el próximo. Han quedado en el olvido el 2,5% que había pronosticado el gobierno y hasta el más modesto 2% que se manejaba hasta hace poco tiempo. Las predicciones oscilan ahora en el eje del 1,5% para este año y un porcentaje aún menor para 2016. Incluso hay expertos que señalan una posible situación de estanflación, o sea crecimiento estancado de la economía con inflación alta.

Abonan estas conclusiones varios factores. El consumo interno se está desacelerando a mayor ritmo de lo esperado, y ha acumulado dos trimestres consecutivos de caída. Inciden en este índice la precaución de los consumidores por menor confianza en el futuro, el deterioro del poder adquisitivo de la gente por aumento del desempleo y de crecientes envíos al seguro de paro y la apreciación del dólar, que desalienta la compra de bienes durables, como se advierte con los automóviles 0 kilómetro. Las exportaciones siguen cayendo pese al aumento de ventas de la celulosa Montes del Plata. Y la inversión acentuó su declinación en el tercer trimestre, con una caída del 14,3% con respecto a igual período del año pasado y sin buenas perspectivas para que capitales externos lleguen en la escala necesaria para apuntalar las actividades productivas.

La construcción y el comercio están en retroceso acentuado. La industria de la construcción ha acumulado siete trimestres consecutivos de caída, y su única esperanza de reactivación es el posible regreso de algo de capitales de Argentina a ese sector, cuando el nuevo gobierno de ese país concrete la liberación del mercado cambiario. El comercio lleva dos trimestres de contracción, que alcanzó al 5,3% en la última medición, por impacto de la baja del consumo de los hogares. Estas caídas no alcanzaron a ser compensadas por una expansión considerable en los resultados del agro ni, en menor volumen, del sector industrial.

Pese a que el crecimiento del PIB en el tercer trimestre es menos alentador de lo que puede parecer a primera vista, con vaticinios decrecientes para el último trimestre de 2015 y todo el 2016, el panorama global del país continúa siendo comparativamente mejor al de otros países de la región, especialmente nuestros dos grandes vecinos, Brasil y Argentina. Pero es ineludible reconocer un empeoramiento de las perspectivas en el mediano plazo, agravadas por el deterioro de demanda y baja de precios en los mercados internacionales. La situación obliga al gobierno, después del desaprovechamiento frenteamplista de la década de bonanza concluida en 2013, a extremar las políticas para combatir la inflación y la cautela en el uso eficiente de sus menguados recursos para promover actividad en los sectores más deprimidos. Y esperar tiempos mejores.

Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 17 diciembre 2015