campo14CHPanorama antes y después de las elecciones
Camino sinuoso

Esta campaña electoral parece más de lo mismo, aunque con pequeños cambios y tendencias consabidas que pueden provocar grandes mudanzas. De hecho habrá balotaje, será de hacha y tiza, muy parejo, y eso de por sí ya es un gran cambio.

Miguel Arregui
En la última década el gobernante Frente Amplio pierde votos muy de a poco. Por eso el resultado de las elecciones está en veremos. Todos proponen cambios pero no muchos, y nadie —entre los partidos con representación parlamentaria— pretende refundar el país. En Uruguay, cuya población es avejentada y conservadora, las cosas cambian menos que en el resto del mundo, o al menos más lento, por aproximaciones sucesivas.

Tabaré Vázquez (74), un ex presidente algo envejecido, con 25 años de liderazgo sobre su fuerza política, se enfrenta a dos hijos de ex presidentes: Luis Lacalle Pou (41), el más novato aunque rodeado por un aparato sólido, y Pedro Bordaberry (54), quien tiene una considerable andadura personal. El discurso de los tres candidatos con más posibilidades dice que habrá más de lo mismo en varios frentes aunque, claro está, con algunos cambios, especialmente en aquellas cosas que todo el mundo sabe que deben cambiar.

Que nadie quiera rehacer el país de cabo a rabo es algo muy propio de un sistema institucional relativamente maduro y confiable y de una economía lozana. Es la causa de que tanto el oficialismo como la oposición, ofrecen certeza y previsibilidad. Pero estos comicios modelo 2014, sean más de lo mismo o no tanto, según la preferencia del analista, incluye algunas novedades. Y esas pequeñas variantes serán decisivas.

Mientras tanto la economía marcha más o menos bien, en un sabido proceso de "aterrizaje suave", aunque puede desinflarse con más rapidez si el escenario regional y mundial se complica.

Habrá elecciones nacionales cuando la economía uruguaya está en la cúspide: doce años de crecimiento muy alto que todos, de una forma u otra, sienten en el bolsillo.

Entre 2003 y 2013 el producto bruto (PBI) creció a un promedio de 5,43% anual y éste año crecerá cerca del 3%. Y se trata de un crecimiento neto, pues la población de Uruguay casi no aumenta. Son registros muy elevados en una comparativa histórica. No ocurría nada similar desde períodos como 1900-1913 y 1944 y 1955. Todos esos ciclos "dorados" fueron empujados por una firme demanda internacional de productos agropecuarios.

Según las estimaciones del Fondo para 2014, Uruguay liderará el ranking de PBI per capita de América Latina con US$ 16.332, seguido por Chile con US$ 14.911 y Argentina con US$ 12.778.

En rigor, Argentina y Uruguay siempre ocuparon un lugar de privilegio en América Latina. La novedad, en todo caso, son el sostenido ascenso de Chile (y Brasil) y la persistente caída de Argentina. Así, por ejemplo, a inicios de 2002, antes de la debacle, Uruguay tenía el mayor ingreso per capita de América Latina, seguido por Chile. Argentina entonces estaba en el piso.

Las cosas en ese plano han marchado tan bien que la economía es un tema de debate secundario en esta campaña electoral. Todo un acontecimiento.

Pero el viento de cola y el camino recto se han acabado. Ahora hay vientos volubles. Y hay curvas. El ritmo de crecimiento, que fue vertiginoso, se aplaca. El producto seguirá en aumento este año y el que viene, aunque a un ritmo bastante menor. En la primera mitad de este año la actividad económica ha sido impulsada por el sector agropecuario, el transporte y el consumo. Otros sectores, como la construcción y la industria, se han debilitado.
Menos dinero.

 ¿Con qué panorama económico se encontrará el próximo gobierno? Con uno bastante bueno, sin dudas, pero con asuntos importantes que corregir y con una comarca y un mundo no tan benignos como hasta hace poco. El sector productivo es hoy mucho más vigoroso y moderno pero, como siempre, depende básicamente de la demanda internacional.

La baja en el precio de las materias primas, desde los lácteos a la soja, afectará a la economía uruguaya. Sin embargo el inicio de las operaciones este año de la enorme fábrica de celulosa de Montes del Plata, en Conchillas, Colonia, que irá incrementando su producción de manera gradual, tendrá un impacto positivo y ayudará a empujar el carro.

América Latina navegó la década pasada sobre una ola de altos precios de las materias primas: cobre, petróleo, soja, carnes. Los precios ahora, siendo buenos, no lo son tanto. La "década de oro" parece haber llegado a su fin.

Algunas naciones que gastaron e improvisaron mucho, con Venezuela y Argentina a la cabeza, se hunden en un pantano. Pero parece que otras hicieron mejor las cosas. Chile, Colombia, México, Bolivia, Perú y Uruguay seguirán creciendo este año y el próximo a una tasa de entre 2 y 4%, según diversos analistas.

"El hecho de que el boom económico no haya estado seguido de un colapso generalizado, como otras veces, es una buena noticia, dicen los expertos", señaló un reciente cable de la agencia AFP.
Fin de una era.

A partir de 2004 ocurrió un hecho insólito en más de un siglo de historia: la moneda uruguaya comenzó a apreciarse (o revaluarse, o fortalecerse) frente al dólar estadounidense. Esa apreciación del peso uruguayo se aceleró a partir de la crisis financiera internacional desatada en 2008 en Estados Unidos, cuya autoridad monetaria emitió una enorme cantidad de billetes para estimular la economía, fomentando a la par el debilitamiento del dólar en todo el mundo.

Pero ahora, seis años después, la economía de Estados Unidos está en expansión y lo hace a una velocidad mayor que sus competidores europeos y asiáticos. La era del dólar barato terminó.

En los primeros nueve meses de 2014 el peso uruguayo cayó 15% ante la moneda estadounidense, cuando la inflación local fue de 8%. La autoridad monetaria puede hacer cosas de corto plazo para sostener o azuzar el tipo de cambio. Pero en el mediano y largo plazo el precio del dólar dependerán más de lo que hagan la Reserva Federal de Estados Unidos y el mercado internacional que del Banco Central de Uruguay.

La depreciación del peso proseguirá, aunque el ritmo disminuya.

Uruguay está caro en dólares, por lo que pierde competitividad para exportar o vender servicios como el turismo. El fortalecimiento del dólar significará un encarecimiento relativo de muchos artículos de consumo, desde televisores a automóviles y viajes, aunque también una reducción de los costos de producción locales medidos en la moneda estadounidense.

El déficit fiscal, que significa que el gasto del gobierno supera a sus ingresos, ronda el 3,4% del producto bruto, el mayor nivel desde 2002. Es una luz roja encendida en el tablero. Pero ya se sabe, desde que hay registros, que se gasta mucho en los años electorales y se traspasa el ajuste al gobierno que viene.

El déficit fiscal elevado se puede tolerar por un tiempo, como lo hace cualquier familia, pero no todo el tiempo. Tarde o temprano habrá que cerrar esa brecha. Para empezar, luego de las elecciones habrá ajustes de tarifas públicas.
Falta mucho.

Los encuestadores afirman que nadie obtendrá mayoría absoluta en primera vuelta y que habrá balotaje, como en 1999 y 2009. El gobernante Frente Amplio, aunque sigue siendo con holgura el lema mayoritario, continuaría perdiendo votos, como ocurre desde hace una década, en forma lenta, casi un goteo. Obtuvo el triunfo en 2004 con el 51,7% de los sufragios en primera vuelta; bajó a 48,08% en las municipales de 2005; triunfó en 2009 con el 47,96% en primera vuelta y descendió a 47,19% en las municipales de 2010.

El Frente Amplio podría perder la mayoría parlamentaria propia que usufructúa desde hace una década; aunque ello no es una certeza absoluta y depende en parte de la votación que obtengan los partidos menores.

El candidato del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, no ha hecho otra cosa que crecer, lenta pero seguramente, desde las primarias del 1º de junio. Las continuas descalificaciones que le realizan sus adversarios —inexperiente, light, improvisado, sanatero— parece que no le afectan. La pregunta es: dónde está su techo. Y más importante en el corto plazo: ¿podrá doblegar a Tabaré Vázquez en un balotaje? Según las encuestas, el candidato oficialista figuraba siempre como triunfador en un balotaje, aunque su ventaja se achicó hasta desaparecer. Pero Vázquez es un acorazado de pegada poderosa y difícil de hundir. Continúa siendo un candidato con muchas chances de acceder a la Presidencia en 2015, por segunda vez.
Los indignados.

Un núcleo de "enojados", o "indignados", o "malhumorados", o "desilusionados", que en buena medida se integra con ex votantes del Frente Amplio, podría cambiar la flecha y el sentido del tránsito político por primera vez en una década.

El politólogo Jaime Yaffé dijo a El País que los "enojados" componen un pequeño sector del electorado, menor al 10%, pero destacó que "básicamente es el público que define la elección". Según Yaffé, "son electores muy refinados, que tienen básicamente satisfechas sus expectativas, son pocos pero definen porque hoy los márgenes son muy pequeños".

La coalición gobernante perdería votos "por derecha", hacia los partidos Nacional, Colorado e Independiente, y "por izquierda", hacia Asamblea Popular.

Los "indecisos", en tanto, no son más de 50.000 o 100.000 votantes. Ese 2 o 4% del electorado es un bloque heterogéneo: algunos desean una mejor gestión de los recursos públicos, y otros sólo ansían seguridad y previsibilidad.

"Los indecisos están en todos los niveles socioeconómicos y demográficos y un poco más en el interior que en Montevideo y algo más mujeres que hombres", explicó Ignacio Zuasnábar, de Equipos Mori, en setiembre. La mayoría se ubica en el centro político, aunque con preferencia por los partidos Nacional y Colorado, y el 25% de ellos no votó en las elecciones de 2009, por razones de edad o por otros motivos.

Mientras tanto los partidos más pequeños sueñan con ganar representación parlamentaria, o en mejorar la que ya tienen. A partir de 2015 el juego político podría ser muy otro. El Partido Independiente aspira a superar el 1,84% de los sufragios obtenidos en 2004 y el 2,49% logrado en 2009 para que Pablo Mieres acceda por fin al Senado. Eso podría significarle un poder apreciable en caso de que el Frente Amplio no obtenga mayoría absoluta propia. Asamblea Popular, que nuclea a la "izquierda radical", podría tornarse influyente si obtiene una banca en la Cámara de Representantes.

Temas de pelea.
El debate gira en torno a funciones básicas del Estado que están cuestionadas: inseguridad en auge, enseñanza con resultados pobrísimos y sistema público de salud con grandes agujeros.

Tabaré Vázquez propuso llevar el presupuesto de la enseñanza del 4,5% del Producto Bruto Interno (PBI) hasta el 6%, una suma enorme, pero no ha dado pistas firmes de qué otra cosa hará con el sistema. En 2008, cuando era presidente, se aprobó una ley de enseñanza que dio grandes poderes a los sindicatos. Vázquez ha sugerido que ahora pondrá la casa patas arriba: hacer cambios "del ADN", cambios sustanciales. La oposición, en general, devolvería más poder al gobierno sobre el sistema público y privado de enseñanza, lo que implicaría aceptar una batalla con los sindicatos, que tienen grandes capacidades paralizantes.

Otras cuestiones en debate, explícito o implícito, han sido la elevada presión impositiva a cambio de servicios públicos de dudosa calidad, la presunta inoperancia del presidente de la República, el poder de veto de los sindicatos, el fracaso del Mercosur, la eventual apertura comercial al mundo y el número de funcionarios públicos (entre 2004 y 2013 pasaron del 6,3% de la población total del país a 8,6%, un registro muy elevado en una comparativa internacional).

El Mercosur, un proyecto de zona de libre comercio que funcionó relativamente bien en los 90, en los hechos ha dejado de existir. En la región campea el proteccionismo. "Es un fracaso político" y "nos pegamos un tiro en el pie", al decir del presidente José Mujica.

Los principales candidatos opositores, Lacalle y Bordaberry, proponen una apertura mayor hacia el mundo y múltiples tratados de libre comercio. Danilo Astori, el guardián de la línea económica del Frente Amplio, está de acuerdo aunque sabe que las cuestiones políticas pueden frenarlo, como cuando entre Lula, Néstor Kirchner y la interna frenteamplista vetaron un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos que entusiasmó a Tabaré Vázquez durante su primer gobierno. "Uruguay necesita ir más allá", dijo Astori al semanario Brecha, y mencionó la Unión Europea y la Alianza del Pacífico.

Sin embargo Uruguay ha diversificado el destino de sus ventas, aunque sea muy dependiente de China y Brasil. El monto de las exportaciones comienza a estancarse, pero se mantiene alto el ingreso de capitales al país por distintos conceptos.
Mucha sensibilidad.

Otro factor que parece afectar al oficialismo es cierta arrogancia o suficiencia en algunas de sus principales figuras. Y la soberbia suele ser en Uruguay un pecado capital imperdonable. Tal vez haya sido el temor del presidente Mujica cuando, en el cierre de la ExpoPrado, dijo que "el país no empezó con nosotros; ha ido construyendo tácitos acuerdo nacionales".

El oficialismo, sin embargo, puede mostrar una economía en el pináculo, aunque su gradual enfriamiento sea perceptible, la disminución de la pobreza y la expansión de los planes de asistencia social. La oposición se muestra muy cautelosa ante eso y sólo cuestiona matices y propone mejoras.

La hipersensibilidad, el celo y cierta paranoia muy electoral llevan al oficialismo a ver una conspiración detrás de cosas que, de hecho, son habituales (pedreas a vehículos en zonas de Montevideo, armas en las cárceles, envíos al seguro de paro de empresas con problemas puntuales). La oposición, en tanto, trata de aprovechar el más mínimo buraco de la armadura oficialista. Así, por ejemplo, obligó al presidente José Mujica a suspender sus planes de acoger a un puñado de prisioneros de la cárcel estadounidense en Guantánamo, pues los ciudadanos miran esos aprestos con escasa simpatía.

El debate electoral, siendo simplón, no es ni por asomo lo sucio que fue en la campaña 2009 (según confirma una encuesta de Cifra divulgada por Búsqueda el jueves 2). Pero cambiará. Las encuestas (que en muchos casos más parecen proyecciones basadas en la experiencia) sugerían en setiembre que el Frente Amplio obtendría entre 44 y 47% de los sufragios, seguido por el Partido Nacional, con más de 30%. Si esos vaticinios se confirman, se libraría una reñida segunda vuelta o balotaje el 30 de noviembre.

Las tendencias han variado muy poco; sólo un grave error de alguno de los candidatos —o algún gran acierto— podría introducir cambios significativos.

URUGUAY NO PODRÁ ESCAPAR
Las cosas no andan del todo bien en el barrio. Por un lado, la comparativa es buena para el gobierno uruguayo, que ha hecho mejor los deberes. Por otro, es previsible que Uruguay no podrá escapar de vecinos en problemas. Una economía muy pequeña y relativamente abierta como la uruguaya es profundamente dependiente del contexto regional y mundial.

Dilma Rousseff, aunque sea reelecta, está acosada por el desgaste de su partido, el PT, la corrupción y una economía que se estancó en 2012. La demanda brasileña por productos uruguayos es menguante. Las principales ventas suelen ser arroz, malta para cerveza y trigo, y entre las compras destacan los automóviles.

Hay una fuerte presencia de empresas brasileñas en Uruguay. La brasileño-belga Ambev monopoliza la producción de cerveza y siembra cebada; Petrobras cuenta con la segunda cadena de estaciones de servicio del país; la mayor arrocera, Saman, está en manos de Camil Alimentos; los frigoríficos de capitales brasileños (filiales de Marfrig, JBS Friboi y Minerva) reúnen casi la mitad de la faena de vacunos; capitales de Brasil controlan las constructoras Saceem y Método; y la mayor parte del paquete accionario de la única curtiembre transnacional de origen uruguayo: Zenda.

Argentina, en tanto, está mucho peor (aunque no tiene por qué repetirse el dantesco escenario de 2001). Algunos incluso se preguntan si la presidente Cristina Fernández llegará al final de su mandato, en diciembre de 2015.

El flujo de dinero argentino hacia la construcción en Uruguay, desde Colonia a José Ignacio, prácticamente se detuvo en 2012. Desde ese año la industria de la construcción redujo la cantidad de empleos de 74.000 a 60.000.

El futuro de Argentina es devaluación, devaluación y devaluación de su moneda. Y fuga de capitales. Sólo el 4 o 5% de las exportaciones uruguayas van hacia Argentina, pero "esas industrias ocupan una proporción elevada del empleo del sector y no tienen mercados alternativos", señala Javier de Haedo, quien advierte sobre "la avalancha de importaciones de mercaderías que se vendrá cuando no puedan sujetar más el dólar oficial, y que competirá ventajosamente con nuestra propia producción".

Cualquiera puede ver la cantidad de productos argentinos que ofrecen las tiendas y los supermercados uruguayos.

El saldo del turismo viene mal y seguirá peor. Los argentinos gastan cada vez menos en Uruguay, y los uruguayos gastan cada vez más en Argentina. De hecho los uruguayos están gastando cada vez más en el exterior, como ocurre en la mayor parte de América Latina debido a la bonanza económica. En el último año los uruguayos gastaron en viajes al exterior unos US$ 1.400 millones, casi el triple que en 2010-2011. Eso no es malo mientras la balanza sea positiva, pero el saldo se reduce cada vez más.

LAS MATERIAS PRIMAS CAEN
La deuda pública de Uruguay es elevada (casi US$ 35.000 millones), aunque no se nota mucho debido al enorme aumento del PBI experimentado en la última década. La deuda neta, que surge de descontar las reservas del sector público, es de sólo US$ 12.000 millones, lo que equivale al 22,5% del PBI. La deuda pública, además, es menos dependiente de las variaciones del dólar, pues el 57,5% está denominada en moneda nacional, 39,5% en la moneda estadounidense y 3% en otras monedas.

No habrá problemas en ese frente… al menos mientras la economía marche bien.

Los precios internacionales de los alimentos, que a partir de 2002 se recuperaron con vigor de varias décadas de caída, se están debilitado. Producir continuará siendo rentable, al menos mientras haya compras de China, pero no tanto como años atrás.

En los últimos meses los granos han sufrido fuertes caídas debido a la abundante cosecha mundial, desde Estados Unidos a América del Sur. El precio de la tonelada de soja bajó 40% en cinco meses, el maíz un 37% y el trigo un 33%.

La explosión del cultivo de soja en Uruguay se inició en 2002-2003, empujado por agricultores argentinos y la demanda de China. Uruguay es el octavo productor de soja del mundo. En los primeros lugares figuran Estados Unidos, Brasil y Argentina. Todos utilizan variedades transgénicas, que permitieron aumentar los rendimientos. El año pasado se convirtió en el principal producto exportable de Uruguay, la mayor revolución productiva —junto a la industria forestal— desde el inicio de la era de los frigoríficos a inicios del siglo XX.

El precio de los productos lácteos ha caído entre 30 y 50% en lo que va del año, debido a una oferta abundante y la menor demanda. Pero los precios siguen siendo muy superiores a los que se pagaba por ellos a inicios del siglo y pueden empezar a recuperarse el año que viene.

Hay también algunas buenas noticias. La carne vacuna se mantiene como un producto muy valioso debido a la debilidad de la oferta de Estados Unidos, el principal productor mundial.

China es el principal comprador de Uruguay, seguido por Brasil, la zona franca de Nueva Palmira (desde donde se exportan soja y cereales a China), mientras Argentina y Venezuela están en cuarto lugar, con 4,3% del total cada uno.

China también se convirtió en 2012 en el principal proveedor (19,5% de las importaciones de Uruguay), seguida por Argentina (18,9%), Brasil (18,5%), Estados Unidos (8%), México (3,4%) y Alemania (2,9%). Si se incluyen las compras de petróleo, Venezuela adquirió un peso significativo. En 2013 el intercambio con China superó los US$ 4.000 millones, el 20,9% del total, seguido por Brasil (18,8%).

Los principales bienes exportados entre enero y setiembre fueron la soja (22% del total), carne bovina (14,8%); lácteos (8,4%); maderas y derivados (7,4%); arroz (5,3%); trigo (3,8%); y cueros (3,4%)


Diario EL PAIS -  Montevideo -  URUGUAY - 18 octubre 2014