805 ElPaisCrisis ferroviaria exige más diligencia

Pese a ser la debilidad logística que más apremia apuntalar, el sistema ferroviario es víctima de una perdedora carrera contra reloj, en la que algunos remiendos y anunciados planes más ambiciosos corren de atrás al derrumbe del transporte de cargas y a las demoras oficiales en actuar. En los últimos siete meses el tonelaje de cargas cayó 21% con respecto a igual período del año anterior. La reducción se acentuó en julio, con una pérdida acumulada de 130 mil toneladas y US$ 550 mil. Los subsidios del gobierno han aumentado al doble de los ingresos de AFE, que ni siquiera alcanzan para pagar los salarios de su personal y otros gastos corrientes de funcionamiento. La mitad de los 3.000 kilómetros de vías están inusables y en el resto los trenes circulan a paso de tortuga para evitar accidentes, en tanto la mitad de sus 10 locomotoras están fuera de servicio por desperfectos.

Frente a este panorama de desolación ferroviaria, la presidenta del ente, Carmen Melo, informó de algunas reparaciones menores y los siempre inciertos planes de obras de mayor alcance dentro de algunos meses, aunque sin precisar fechas o detalles técnicos. Y la llegada de empresas chinas para refacciones sustanciales, que el presidente José Mujica anunció años atrás como la inminente salvación global del sistema, depende ahora de un eventual llamado a licitación que nadie sabe si fructificará o cuándo, ya que una de esas firmas lo ha objetado. Mujica optó por la licitación para evitar la adjudicación directa, aunque la urgencia y magnitud del problema justificaban gestionar un acuerdo con todos los partidos para tomar ese camino y evitar futuros cuestionamientos políticos o de falta de transparencia.

Las demoras creadas por la inacción oficial y la imposibilidad de que AFE supere por sí misma las carencias de financiamiento doméstico y de personal idóneo para salir del pozo, agravan el crítico problema que enfrenta Uruguay para el movimiento interno de mercaderías y el traslado de bienes exportables a los puertos de salida. Las magras cargas actuales por tren son mayoritariamente de piedra, arroz y algunos otros productos. Pero es imperativo habilitar el transporte de madera a las dos grandes plantas de pasta de celulosa, UPM y Montes del Plata, industria cuyo creciente dinamismo ofrece las principales perspectivas de aumento exportador.

El servicio ferroviario se derrumbó hace décadas por imprevisión de sucesivos gobiernos que optaron por dejarlo caer y confiar en el sistema carretero para el transporte de mercaderías y pasajeros. Pero el incremento productivo de los últimos 12 años y el trasiego de bienes en todo el territorio generó un pesado tránsito de camiones que deteriora carreteras principales, rutas secundarias y caminería rural. Y mientras empeora el sistema vial, caen a ritmo cada vez mayor las cargas que transporta AFE en sus escasos trenes, a una velocidad máxima de 25 kilómetros. La situación plantea la amenaza de un apagón logístico por deficiencias de infraestructura, sobre el que ha advertido el propio Mujica. Los plazos apremian, lo que impone al gobierno actual mayor diligencia ejecutiva en los ocho meses que le quedan para encaminar el cumplimiento de la meta esencial de volver a contar con un sistema ferroviario medianamente eficiente, en vez de incorporar el tema a las muchas pesadillas que le legará a la próxima administración.


Diario EL OBSERVADOR -  Montevideo -  URUGUAY - 16 agosto 2014