ferrocarril viejoCrisis ferroviaria sin solución a la vista

La crisis ferroviaria sigue en la cuerda floja por las fundadas objeciones a la propuesta expeditiva del presidente José Mujica de asignarle a un consorcio chino, en forma directa y sin licitación, la rehabilitación de parte del sistema. La culpa por la grave situación actual es compartida por todos los gobiernos que, desde hace décadas, dejaron caer el servicio y luego descuidaron restablecerlo, pese a que hace años que era evidente su urgencia para el transporte de cargas en un país con producción creciente. El gobierno actual no escapa a la responsabilidad, por haber perdido años en cabildeos improductivos y fórmulas frustradas. Incluyeron desde la inefectiva decisión de dividir a AFE en dos empresas estatales, con la principal operando bajo el derecho privado, hasta un acuerdo con otra firma china hace tres años que pasó a engrosar archivos olvidados.

Ante el apremio generado por el fantasma de un apagón logístico por insuficiencia vial y ferroviaria, Mujica ha buscado una salida tardía pero que básicamente tiene fundamento. Se trata de dejar en manos de la Corporación de Construcción Ferroviaria (CCF), gigantesca empresa estatal de China, la restauración de un ramal estratégico en el litoral, que va desde Algorta a Fray Bentos en un tramo de 145 kilómetros, a un costo inversor de unos US$ 300 millones. Disponer de un servicio eficiente en ese tramo acrecienta la capacidad exportadora de Fray Bentos de madera, granos y otros rubros. Mujica quiere asignar las obras en forma directa, omitiendo el requisito normativo de una licitación internacional para evitar los dos o tres años de demora adicional que supone esa convocatoria.

Pero lo que se conoce del proyecto conlleva objeciones que explican la reacción adversa de los partidos opositores. La principal es que el Estado uruguayo tendría que salir de garante de la operación, comprometiéndose a resarcir a CCF por inconvenientes financieros u operativos que pudieran surgir. Una garantía estatal plantea inevitablemente el recuerdo del desastroso resultado de igual posición en el caso Pluna. El enorme consorcio del gobierno chino, la mayor empresa del mundo en ese rubro y con cerca de un millón de empleados, es obviamente más confiable que Leadgate. Pero es igualmente indeseable que, impulsado por la necesidad, el gobierno tome el mismo curso que tanto le cuesta al país a raíz del colapso de la línea aérea.

Además es poco lo que se conoce de los detalles del proyecto, vacío que el gobierno tendrá que llenar si quiere obtener respaldo opositor. Y la asignación directa, eludiendo la licitación, puede ser jurídicamente cuestionada por CRM, otra empresa china que en 2011 firmó con AFE un acuerdo de entendimiento para invertir en la recuperación ferroviaria, que luego quedó en la nada, como tantos otros proyectos previos. Todo indica que la inversión de CCF, propuesta ahora por Mujica para mejorar parcialmente el servicio, es básicamente conveniente y provechosa. Pero el presidente tiene primero que convencer a los partidos opositores de sus ventajas, incluyendo informarlos detalladamente de todo el proceso, para que acepten la vía rápida de adjudicación. Y tendrá que buscar la forma de eludir que el Estado sea garante de la inversión china, con el sólido argumento de que las grandes inversiones recibidas por el país en los últimos años no necesitaron ese requisito, con el penoso error de Pluna.

Diario EL OBSERVADOR  - Montevideo -  URUGUAY - 21 abril 2014