PLANTACION RURALFAO: La pobreza rural creció desde 2012 en países de América Latina y El Caribe

La pobreza rural volvió a crecer por primera vez en 10 años, alerta una nueva publicación de la FAO: el Panorama de la Pobreza Rural, que fue presentada el 21 de noviembre durante la Semana de la Alimentación y la Agricultura, en Buenos Aires, Argentina. El informe advierte sobre una histórica reversión en la región, la cual creció en dos millones de personas entre 2014 y 2016, alcanzando un total de 59 millones.

 

Patricia Escobar
Fuente: Extraído del Informe de FAO

PANORAMA DE LA POBREZA RURAL EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (Capítulo 1)
El Panorama de la Pobreza Rural en América Latina y el Caribe 2018 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) informa sobre los importantes desafíos que mantiene la región con el desarrollo de sus territorios rurales para lograr las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030, particularmente el ODS 1 de poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.

Tras muchos años de progresos importantes, la pobreza y la pobreza extrema rural en la región han vuelto a aumentar. Para los países de la región y la comunidad internacional estas son noticias de cuidado. Si no se recupera la senda de eliminación de la pobreza y la pobreza extrema rurales, millones de personas quedarán excluidas de la oportunidad de contribuir al desarrollo de sus familias, comunidades y países. Los 33 estados miembros de Naciones Unidas de nuestra región han suscrito el compromiso de erradicar esta condición, y lo han hecho porque es perfectamente posible lograr esa meta a más tardar en el 2030.

“No podemos tolerar que uno de cada dos habitantes rurales sea pobre, y uno de cada cinco, indigente. Peor aún, hemos sufrido una reversión histórica, un quiebre que vuelve patente que nos estamos olvidando del campo”, señaló Julio Berdegué, representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La migración desde el campo está vinculada a territorios diezmados por la pobreza y la vulnerabilidad climática

Una buena parte de las personas que migran por desesperanza, lo hacen desde zonas rurales diezmadas por la pobreza, la inseguridad y la vulnerabilidad ambiental, según el Panorama de la Pobreza Rural.

El informe indica que el ingreso laboral anual promedio de un trabajador del sector rural en América Latina el 2015 era de USD 363 dólares, menos de la mitad de los USD 804 de los trabajadores urbanos, en el mismo año.

La mayor parte de las personas que dejan sus territorios de origen en Centroamericana lo hacen huyendo de municipios rurales, incluyendo pequeños pueblos y ciudades con menos de 100 000 habitantes. En Honduras, el 76% de quienes dejaron sus territorios provienen de 295 municipios rurales. En El Salvador, el 70% proviene de 257 municipios rurales, y en Guatemala el 61% de los emigrantes proviene de 325 municipios rurales.

“La migración irregular e insegura desde el campo es un asunto social y políticamente prioritario. Su solución incluye convertir los territorios rurales en lugares prósperos y socialmente cohesionados”, explicó Berdegué.

Según la FAO, eliminar la pobreza rural es clave para enfrentar a las economías ilegales como el tráfico ilícito de drogas, la trata de blancas, la tala de bosques y minería ilegal, las que han venido ganando espacio en la región y aumentan la inseguridad en los territorios rurales.
El campo concentra la pobreza más dura

Según el Panorama de la Pobreza Rural, pese a que solo el 18 por ciento de la población de la región vive en zonas rurales, éstas concentran el 29 por ciento de todas las personas pobres de América Latina –59 millones– y el 41 por ciento de todos los pobres extremos de América Latina, 27 millones de mujeres y hombres.

“El campo y lo rural son lugares claves para el crecimiento económico de los países, para el desarrollo de sus exportaciones y para el empleo de millones. Allí está la base de la agroindustria, que impulsa la innovación científica y tecnológica en la región, y también está la agricultura familiar que hoy produce la mayor parte de los alimentos de consumo local”, explicó Berdegué.

El Panorama de la FAO destaca que hay países que han sido muy exitosos en su reducción de pobreza rural en la región: entre 1990 y 2014, Brasil redujo de 71% a 29% su pobreza rural; Bolivia redujo su pobreza rural de 79% en 1997 a 54% en 2013. Chile la bajó de 39% a 7%. Colombia redujo su pobreza rural de 61% en 1991 a 42 % en 2014. De 2000 a 2015, Ecuador la redujo de 66% a 27%, y Paraguay de 70% a 51%. Perú la disminuyó de 73% a 46%, desde 1997 a 2014.

Sin embargo, en la región aún existen territorios que son verdaderas “trampas de pobreza”, incluso en países de ingreso altos. Persisten enormes brechas entre las posibilidades de desarrollo de los territorios urbanos y rurales: disminuir a la mitad la brecha que hoy existe entre el acceso a infraestructura básica y servicios educacionales de los jóvenes rurales, en comparación a los urbanos, tomaría -a la velocidad actual- entre 22 y 40 años en el Perú, entre 19 y 29 años en México y entre 17 y 41 años en Chile.

Sin desarrollo rural no habrá desarrollo sostenible
La meta 1.2 del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 1 llama a reducir al menos a la mitad la proporción de personas que viven en la pobreza al año 2030. Tomando en cuenta el ritmo de reducción de la pobreza en los últimos cinco años para dieciséis países de la región, varios no alcanzarán ésta meta en sus zonas rurales.

“Sin desarrollo rural no habrá desarrollo sostenible, ya que 132 de las 169 metas de los ODS están íntimamente vinculadas al desarrollo rural, y dos de cada diez metas sólo se pueden lograr en el campo”, explicó Berdegué.

La publicación de la FAO destaca cinco medidas claves para retomar el rumbo de la reducción de la pobreza. La primera es la necesidad de crear sectores agrícolas eficientes, incluyentes y sostenibles.

Esto puede lograrse fortaleciendo la inversión en bienes públicos, el aumento del acceso a la tierra, a servicios rurales, a mejor información y a la gestión de los riegos en el sector agrícola.

La segunda clave es la protección social ampliada: se debe aumentar la cobertura de la protección social para la población rural, además de promover sus sinergias con el sector productivo, especialmente con el sector agrícola.

Un tercer factor fundamental es la gestión sostenible de los recursos naturales; para ello se deben vincular las políticas de reducción de la pobreza con la sostenibilidad ambiental y promover la resiliencia de las poblaciones rurales ante los choques ambientales y económicos.

El impulso al empleo rural no-agrícola es la cuarta medida que destaca el Panorama: ello requiere fomentar los vínculos urbano-rurales, la inversión privada y la provisión de infraestructura básica, el encadenamiento del agro con mercados de bienes y servicios, y la implementación de programas públicos en esta área con presupuesto propio y a gran escala.

Mejorar la infraestructura es también fundamental para un campo sin pobreza: la FAO señala que se debe aumentar e intensificar la inversión pública en activos territoriales, y vincular la infraestructura con servicios públicos asociados.
Resumen del informe

Entre 1990 y el 2014 América Latina y el Caribe (ALC) tuvo un ciclo exitoso en la reducción de la pobreza. La pobreza monetaria rural descendió en casi 20 puntos porcentuales, de un 65,2% a un 46,2%, y la pobreza extrema rural de 40,1% a 27,5%. Sin embargo, a partir de 2012 se inicia un período de estancamiento en la erradicación de la pobreza monetaria, y, en años recientes, la región retrocede.

Entre el 2014 y el 2016, la pobreza rural se volvió a incrementar en la región. La pobreza rural aumentó de 46,7% a 48,6%, mientras que la pobreza extrema rural lo hizo de 20% a 22,5%. Con ello, al año 2017, considerando el tamaño y distribución de la población regional, hay 59 millones de pobres y 27 millones de pobres extremos en las zonas rurales de América Latina.

De los 16 países de la región para los que existe información, nueve no alcanzarán el ODS 1 en sus zonas rurales si no aceleran significativamente su velocidad de reducción de la pobreza.
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La brecha entre zonas urbanas y rurales apenas se redujo en dicho período, de 23,8% a 22,4%, evidencia de que el solo hecho de nacer en un territorio rural en la región implica muchas menores posibilidades de desarrollo.

En la mayoría de los países de la región la población rural es predominantemente pobre multidimensional, lo cual es indicativo de la deficiente cobertura de servicios sociales básicos. Asimismo, a partir del 2012 se observa un estancamiento en la brecha y severidad de la pobreza rural y un ligero incremento de la brecha y severidad de la pobreza extrema rural.

Considerando la meta 2 del ODS 1: “Para 2030, reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales”, y tomando en cuenta el ritmo de reducción de los últimos cinco años, los países que sí alcanzarían la meta en sus zonas rurales
al 2030 serían: Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y la República Oriental del Uruguay. Por su parte los países que no alcanzarían le meta serían el Estado Plurinacional de Bolivia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Mexico, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.

De esta manera, desde la FAO se resume, en primer lugar, que la evolución de la pobreza y la pobreza extrema monetaria en los sectores rurales de América Latina y el Caribe entre 1980 y la actualidad. La evidencia es contundente: luego de un extenso período de reducción sostenida de la tasa de pobreza rural, la región hoy registra una situación de estancamiento, y en algunos países incluso ha comenzando a incrementarse.

Entre 1990 y el 2014 la región tuvo un ciclo exitoso en la reducción de la pobreza, reduciendo la pobreza monetaria rural en cerca de 20 puntos porcentuales, de un 65,2% a un 46,2%, y la pobreza extrema rural de 40,1% a 27,5%. Sin embargo, a partir de 2012 se inicia un período de estancamiento que luego devino en el incremento de la pobreza y la pobreza extrema desde el año 2014.

Conviene también destacar que el nivel de estancamiento es inaceptablemente alto: 48,6% (al
2016). En otras palabras, uno de cada dos pobladores rurales se encuentra en situación de pobreza, y uno de cada cinco pobladores rurales pasa hambre (pobreza monetaria extrema) (CEPAL 2018).

La situación es incluso menos auspiciosa cuando se incorporan al análisis medidas de pobreza más amplias —como las multidimensionales— o cuando se estudian los territorios rurales rezagados, en los que las tasas de pobreza son incluso mayores

ARGENTINA FORESTAL - Misiones - ARGENTINA - 23 noviembre 2018