Glen Rybertt gerente de Papelera BiobíoIndustria del papel se adapta a cambios con nuevos productos

Glen Rybertt, gerente de Papelera Biobío contó que están impulsando dos nuevas líneas: libro y fotocopia. Indicó que el consumo del libro no ha caído y que la juventiud está leyendo más que antes.
 Si bien se deben a los clientes habituales e históricos, como son los principales diarios de Chile y de otras partes de Latinoamérica, Papeles Biobío está desarrollando nuevos productos, junto a la uniformidad de lo que será la marca, lo implicará un cambio de nombre.



Esto fue parte del adelanto del momento que está viviendo la empresa, que cuenta con una planta en San Pedro de la Paz, y sobre el cual se refirió a este medio Glen Rybertt, gerente general de la firma.

El ejecutivo venía llegando de Brasil, país que tuvo un peak de consumo de 12 millones de toneladas de papel de diario, pero hoy llega a las 250 mil. Esto tiene que ver con el cambio de costumbre hacia medios electrónicos, pero también por la crisis económica que vive ese país, lo que ha hecho que decaiga la publicidad.

Sin embargo, hizo ver que en Chile y en Sudamérica ha sido más bien acotado el descenso en uso de este papel. Si bien no tiene cifras precisas, estimó que la caída es del orden del 20% al 25%. “Nuestro país dentro de Latinoamérica, junto a Uruguay, tiene el mayor consumo de papel de diario per cápita. Además de Argentina, son naciones que tienen el hábito de la lectura bien arraigada en la gente y por eso los consumos no han bajado tan fuerte”, hizo ver.

Por lo mismo están desarrollando nuevos productos en base a pulpa mecánica, la materia prima para la fabricación del papel de diario, pero también para elaborar otros, como papel para libros y uno para fotocopia de alto rendimiento. Junto con esto, están explorando nuevos segmentos y mercados.

“El consumo del libro no ha caído y en algunos mercados más bien ha ido subiendo. No todo el mundo se acostumbra a usar las nuevas tecnologías y, además, la juventud está leyendo mucho más que antes y a ella, quizás por un tema de moda, le gusta tener un libro. Esto hace que los volúmenes sean estables en el tiempo”, destacó.

Aclaró que estas dos líneas ya las están impulsando. Respecto al de libros, dijo que primero quieren consolidar el producto en Chile y luego explorar la exportación, para lo cual han hecho algunas cosas puntuales fuera del país.

Para empujar estas dos líneas, el ejecutivo adujo que no fue necesaria la adquisición de nueva maquinaria, sino más bien ajustes en los procesos, pues los aparatos tienen cierto grado de flexibilidad, que permiten agregar carga mineral y de almidón que posibilita sacar papel de otra característica, de mayor gramaje. A modo de ejemplo, el de diario es de 45 gramos y el de libro de 70, junto a una tonalidad distinta.

CONSOLIDAR
Además, contó que viene un cambio de nombre, pero por ahora prefirió no adelantar algo. Sin embargo, Rybertt explicó que el Grupo BO, que es chileno, que junto a otros socios, principalmente nacionales, adquirió esta empresa el 2012.

Al año siguiente compraron una fábrica similar en Brasil, a los mismos dueños anteriores, que era Norske Skog, para consolidar todo en el 2014.

En Chile fabrican 125 toneladas anuales, en Brasil, si bien pueden llegar a 180 mil, por ahora están en 155 mil y abastecen ese mercado con cerca del 70%, el resto se importa.

En marzo del año pasado concretaron la obtención de Stora Enso, que fabricaba papeles de impresión en base a pulpa mecánica, pero para revistas. Ahí también hay capacidad instalada para 180 mil toneladas. “En total podemos ofrecer 500 mil toneladas para clientes de Latinoamérica. Por ende, somos un grupo importante para el sector y queremos consolidar nuestra imagen como grupo y no como empresas individuales. En eso estamos trabajando”, apuntó.

Esta semana, Papeles Biobío cumplirá 60 años y a lo largo de ese tiempo ha tenido cuatro dueños. Primero, la fábrica fue construida por el grupo Cmpc y luego compró Inforsa, que era el otro productor nacional, por lo que la Comisión Antimonopolio no le permitió tener ambas empresas. Inicialmente les visó vender el 50% a una corporación neozelandesa durante 1987 y al año siguiente el resto, pasando a ser una firma independiente y se llamó Papeles Biobío.

Ellos mantuvieron ese estatus hasta el 2001, cuando vendieron a Norske Skog, asumiendo esta marca hasta el 2012, cuando recuperó el nombre original.

La planta sampedrina, sostuvo Rybertt, vende anualmente 120 mil toneladas de papel a un precio promedio de US$ 600 la tonelada. “Nosotros fabricamos en forma continua y tratamos de maximizar la producción. Los activos fijos son importante y por ende hay que obtener su máximo rendimiento. Lo que podemos producir más es porque la máquina lo hace mejor. Este año, no habrá un cambio significativo, por lo que tendremos un número similar”, destacó.

ENERGÍA
En relación a esto, la eficiencia energética es clave, pues el principal costo de producción es la energía eléctrica. El 70% del consumo se va en la elaboración de la pulpa mecánica, que es la transformación de un trozo de madera a ese material. Se trata de un proceso químico que requiere mucha potencia.

“Es fundamental disminuir el gasto y la energía en Chile no es muy económica en relación a otros países. El proceso en sí, en términos relativos consumimos poca energía en relación a otras fábricas que hacen pulpa mecánica, pero igual es sustancial en términos del costo. Pero en los últimos 5 a 6 años hemos logrado bajar en un 30% el consumo, considerando que la fábrica opera las 24 horas del día”, acotó.

La unidad que elabora la pulpa mecánica, en el periodo de invierno, donde hay un precio muy alto para operar durante el periodo de restricción energética, se detiene el 100% y se usa lo que acumula en los estanques.

Diario EL SUR  -  CHILE -  24 abril 2017