quema biomasaCornudilla ingresará el 70% de lo obtenido por la biomasa quemada

La Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de Castilla y León ha llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento de Cornudilla a través de la delegación de Medio Ambiente en Burgos para que la entidad pública se encargue de la extracción de la biomasa quemada el pasado julio en los montes Obarenes, en el que hasta la fecha ha sido el peor incendio del año en la provincia.

La entidad pública limpiará todo el perímetro arrasado como si fuese plantilla municipal y en caso de que se obtengan beneficios con el material retirado, el 30% se reinvertirá en la superficie forestal afectada y el resto será para el municipio. De momento, no se ha hecho valoración de los ingresos que se podrían percibir.

«Un incendio no puede ser un negocio», asegura el jefe territorial de Medio Ambiente en Burgos, Javier María García, al explicar que  la retirada de la masa forestal quemada en parte o en la totalidad por el incendio responde a un criterio técnico y ecológico, no económico. Y, de hecho, destaca que en la mayor parte de las ocasiones estas limpiezas no son rentables para la industria maderera, porque no se trata de sacar solo árboles de envergadura, sino también el matorral y las especies propias del monte bajo. Una tarea que tiene un coste alto para el beneficio que reporta, tanto si se hace a consecuencia de un incendio como si es por rutina. Entonces, los propietarios de los montes no limpian con la frecuencia que deberían y la biomasa se va a acumulando de un año para otro porque no se le encuentra rentabilidad. Y eso que Castilla y León está a la cabeza en la fabricación de pellets y que Burgos es una de las provincias líderes de la región en ese sentido. «La provincia genera, aproximadamente, un millón de metros cúbicos de biomasa y se extrae la mitad. Los otros 500.000 metros cúbicos se acumulan y se convierten en material para un incendio», apunta García.
Hace tiempo que Medio Ambiente se propuso buscar soluciones a este problema, inédito hasta la fecha porque, como subraya el jefe del servicio, «nunca ha habido tal acumulación de biomasa, estamos ante un reto histórico». Así, empezaron a diseñar un proyecto con Somacyl poniendo a los Obarenes como prioridad, porque es la parte de la provincia en la que mayor biodiversidad hay. Pero el incendio de Cornudilla obligó a adelantar los planes y la previsión es que a mediados de septiembre se pueda empezar a meter maquinaria en el monte.
 La intención es emular la gestión realizada tras el incendio en septiembre de 2014 en Mecerreyes: Somacyl actúa como si se lo encomendara el Ayuntamiento de Cornudilla, pero sin coste para las arcas municipales, que no se lo podrían permitir (limpiar una hectárea de monte cuesta entre 1.000 y 3.000 euros y en Obarenes ardieron 237). Como primera fase, se ha dividido la superficie quemada en cuadrículas de cinco por cinco metros y en función de cómo sea la pendiente: si tiene menos del 35% se considera que la limpieza concluirá con saldo positivo, y si es más, negativo. Una vez concluida, se hará balance y, si hay ingresos, Cornudilla recibirá un 70% del total y el 30% se reinvertirá en el propio monte, el doble de lo que determina la ley. Si no hubiera beneficios, el municipio no recibiría nada y el porcentaje destinado al monte, lo aportaría la Junta.
Los árboles de envergadura se sacarán con una máquina procesadora, que tala, derrama y trocea para que otra se lleve el cargamento. Sin embargo, este equipo -que García describe como «muy novedoso»- no sirve para retirar los ejemplares delgados o las matas de encina, así que emplearán una multitaladora que ya se usó en Mecerreyes y se comprobó que es muy útil. «Tiene un brazo que simula una mano y va cortando ramilletes», afirma.
cortafuegos. Una vez que se termine en Cornudilla, se seguirá con el plan inicial para la comarca. Somacyl contratará a una o dos personas en prácticas para que vivan en Oña y estudien las características del aprovechamiento en cada zona: cuánto cuesta en función de la pendiente o en función de si predomina el matorral u otras variedades. La idea, en cualquier caso, es seguir el itinerario de las pistas forestales para ampliar la anchura en tres o siete metros y, una vez hecho esto, entrar en la masa forestal tal cual está. Esto último tiene la dificultad añadida de que no se suele hacer -siempre fuerza un incendio- y habrá que tener en cuenta que habrá problemas de visibilidad y de roces de la maquinaria con ejemplares. Situaciones que en una superficie quemada no se dan porque el fuego la ha despejado.

Diario de Burgos - ESPAÑA - 30 agosto 2015