TRONCOS Y MAQUINADe la mano de la celulosa y de China el sector forestal registra repunte de exportaciones, que superarán los US$ 1.700 millones

Las exportaciones forestales estarán “por encima de los US$ 1.700 millones” este año, lo que significará un “repunte” respecto a los años anteriores, debido principalmente al incremento de los negocios de colocación de celulosa, rollizos y otros productos en China y demás mercados, dijo a Búsqueda el presidente de la Sociedad de Productores Forestales (SPF), Carlos Faroppa.

Comentó que los precios recibidos por el sector en los mercados externos registraron un aumento en el primer semestre de 2018, teniendo a la celulosa como principal producto de exportación con un valor promedio de unos US$ 600 por tonelada.

 

El monto de las exportaciones de celulosa llegó a US$ 188 millones al aumentar 57% en los primeros seis meses de 2018, en comparación con igual período del año pasado, según el instituto Uruguay XXI. Indica que eso se explica porque el comportamiento del precio internacional de ese producto mostró un “incremento importante en los últimos meses”.

El precio promedio de la celulosa en el primer semestre de este año trepó a US$ 637 la tonelada, lo que significa US$ 183 más y un aumento de 40% en comparación a igual período de 2017, de acuerdo a estadísticas del organismo público-privado. Muestran que en 2016 el valor promedio de ese producto fue de US$ 515 la tonelada.

Las plantas de pasta de celulosa que operan en el país pertenecen a UPM (ex-Botnia), en Fray Bentos, y a Montes del Plata, en Conchillas. Mientras, continúa el proceso para la instalación de una nueva fábrica de celulosa de UPM en Paso de los Toros.

En contraste con la situación de otras actividades del agronegocio local, la forestación atraviesa por un momento de crecimiento en cuanto a la evolución de los indicadores de producción primaria, exportaciones e inversiones.

Aunque sin dejar de tener que afrontar “los mismos problemas de competitividad de otros sectores”, especialmente en lo relativo a los “costos internos”, la “(falta de) infraestructura” y “limitantes” en cuanto a la oferta de “personal calificado” y otras cuestiones sindicales y laborales, advirtió Faroppa.

Tras los resultados obtenidos en 2015, cuando el monto de las exportaciones forestales fue de US$ 1.590 millones, en 2016 bajó a US$ 1.533 millones, y en el primer semestre de 2018 se continuó la tendencia de 2017 cuando “se retomó el crecimiento” y se llegó al “pico más alto” en el monto de las exportaciones con US$ 1.695 millones.

El empresario indicó que al cierre de la primera parte de 2018 el monto exportado forestal fue de US$ 1.113 millones, porque hubo “incremento de precios y la capacidad instalada mejoró en la transformación industrial, en madera aserrada, tableros y celulosa”. Y con ese dato se puede estimar que al final del año el monto exportado por el sector superará los US$ 1.700 millones, proyectó.

El sector registró entre 2016 y 2017 el cierre de una “empresa importante como fue Fanapel, que tenía exportaciones por unos US$ 50 millones anuales”, pero ese ingreso “fue sustituido por las ventas al exterior de celulosa, de rollizos de pinos y eucaliptos y de tablas” de iguales especies, explicó.

Una de las actividades que ganó dinamismo fue la exportación de rollizos de pinos, que el año pasado alcanzó un monto de US$ 90 millones, y la tendencia siguió en 2018.

Eso se logró por “la demanda identificada” en China, que es “el gran removedor de la madera de pinos”, por parte de algunas empresas exportadoras. Además, hay un aserradero que opera en el norte del territorio uruguayo y consume más pinos. Comentó que ese tipo de madera está siendo utilizada “en mayor volumen” por los aserraderos de las empresas Urufor y Fymnsa y también por fábrica de tableros de Lumin, que es el nombre elegido por los inversores del fondo BTG Pactual tras adquirir las operaciones de Weyerhaeuser en Uruguay por US$ 402,7 millones en 2017.

La colocación en mercados de Asia de algunos productos manufacturados sumados a ciertas materias primas, más que compensaron las pérdidas de exportaciones de Fanapel, valoró Faroppa.

Dijo que si el país fuera más competitivo en precios y costos, en lugar de exportar materia prima a China se hubiese podido procesar la madera en aserraderos locales. Eso consideró al comparar el volumen exportado de rollizos a países asiáticos con la capacidad instalada de las industrias.

Inversores.
Las transacciones de activos forestales entre empresas y fondos de inversión representaron negocios de entre US$ 600 millones y US$ 700 millones, estimó Faroppa, al incluir en esas operaciones la venta de Weyerhaeuser y de los activos forestales del fondo de inversión de Harvard por parte del fondo Liberty Mutual, entre otros casos.

Hay una salida y también una entrada de nuevos inversores, “Uruguay sigue estando en la primera línea de atención” para los capitales interesados en invertir en el sector forestal, señaló. Consideró que es un “mercado chico” el uruguayo y “siempre hay potenciales inversionistas en la vuelta, que no desaprovechan eventuales oportunidades”.

Respecto a nuevos proyectos de inversión, el titular de la SPF adelantó que “en el corto plazo, sea uno o dos años, es posible que se concreten inversiones en transformación industrial” de madera por parte de firmas de “capitales escandinavos, norteamericanos y otros de la región, como Brasil y Chile”.

Las inversiones forestales implicaron obras que provocaron algunas transformaciones en la operativa portuaria local, ya que hoy funcionan varios puertos que antes no existían, principalmente en los departamentos de Colonia y Río Negro, acotó.

Para el sector forestal hay una serie de factores que todavía quedan por resolver para apuntalar el dinamismo alcanzado por dicha actividad del agro local. En tal sentido, Faroppa destacó que uno de los principales es el conjunto de trámites que requieren las nuevas plantaciones de árboles, específicamente las autorizaciones ambientales previas que deben gestionarse en la Dirección Forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, en la Dirección de Medio Ambiente, y, luego, en la comisión de ordenamiento territorial central y departamental. Lo que “les pone un freno a las inversiones”, principalmente a “las de menor porte, porque para plantar más de 100 hectáreas, ya sea 150 o 300 hectáreas, es obligatorio obtener el permiso” ambiental, dijo.

Planteó que la forestación es la actividad que tiene “más regulaciones” para operar, porque “es cierto que precisa estudios técnicos y ambientales, pero lleva su tiempo y a veces hace que una empresa pierda la oportunidad de iniciar una primera zafra a la espera de la autorización”.
Fuente: Búsqueda

Sociedad Productores Forestales - URUGUAY - 22 agosto 2018