plan forestalObjetivo: industrializar el monte gallego

Galicia es la gran productora de madera de España pero destaca más por la  cantidad que por la calidad. Es un modelo que le va bien a Ence y Finsa pero no evita que la transformación en Galicia sea escasa.La revisión del Plan Forestal de Galicia busca mayor consenso político.

Sobre el papel, la revisión del Plan Forestal de Galicia (PFG) de 1992 busca el mayor consenso para trazar una estrategia que permita un modelo claro de futuro para el monte gallego.

Simultáneamente, la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, abandera un nuevo plan de defensa y prevención de los incendios (Pladiga 2018) para evitar otra oleada de incendios como la de octubre de 2017, objetivo que implica a la Xunta pero también a los concellos y a los dueños de los montes.

Son iniciativas a tener en cuenta, que denotan que el Gobierno de Galicia se mueve, pero que distan de estar consensuadas con el sector y la Oposición. Tal vez están lejos de alcanzar todos los fines que serían razonables en un país como Galicia que es una zona productora de primer orden. El punto de partida es bien conocido: el monte gallego arde demasiado y el modelo del 92 se centró en especies de crecimiento rápido, lo cual fue idóneo para dos grandes empresas: Ence y Finsa, pero perjudicial para otras firmas y otros subsectores. Dicho en pocas palabras: solo un cambio en la estructura de la propiedad y una industria que aporte valor añadido dará solución a los problemas de fondo.

Galicia es, de hecho, la primera productora de madera de España, pero de baja calidad. Mientras las cortas de madera de pinos y eucaliptos alcanzan del orden de 8 millones de m3 de madera/año, las de frondosas autóctonas (robles, castaños, ...) es insignificante y apenas llega al 4% del total, con menos de 280.000 m3. También es líder Galicia en incendios y superficie arrasada. En 2017 fueron aproximadamente 60.000 hectáreas quemadas.

Una prueba del disparate que todo esto supone es que la venta de madera en Galicia produce unos 300 millones de euros y que la Xunta gasta 100 millones de euros –un tercio de la primera cifra– en la lucha contra los incendios forestales. Un tercio, por cierto, que sería más del 50% si se suman los más de 70 millones de gasto en ordenación de la producción forestal. ¿Y cuánto gasta el sector privado? Calderilla. La celulosa Ence, la gran beneficiada por la política forestal actual, gasta anualmente en la prevención de incendios entre 600.000 y 1,2 millones de euros.

Esos 300 millones de madera vendida dan lugar a una importante primera transformación de la madera para pasta de papel, chapas y tableros, pero solo se transforma en Galicia el 20% de la madera que se sierra, el 30% de los tableros y chapas que se fabrican y el 1% de la pasta de papel que sale de Ence en Pontevedra. En definitiva, Galicia exporta casi un millón de metros cúbicos de madera, el 80 % de la madera serrada, el 70% de los tableros y chapas y casi el 99% de la celulosa.

Esta política forestal incidió directa o indirectamente en la salida de población del campo a la ciudad, no sirvió para fijar población en el rural, ni para impedir el cierre de cientos de aserraderos dispersos por toda Galicia, ni para frenar la pérdida de puestos de trabajo en subsectores como carpintería, ebanistería, mueble, envases y embalajes..., concluye Ramón Varela Díaz, catedrático de Biología y Geología y doctor en Biología, que fue presidente de la asociación ecologista Adega. Y con ello tampoco se favoreció la cabaña ganadera; al contrario, se aceleró su bajada en vacuno y ovino, aun siendo como es imprescindible el ovino en la prevención de incendios. 

Diario LA REGION -  ESPAÑA -  22 abril 2018